lunes, 18 de noviembre de 2013

Comparsas...



Dice Fernando Savater en su libro “Ética de urgencia”: “Durante buena parte del día vivimos como si nos hubieran dado cuerda: nos levantamos, hacemos cosas porque se las hemos visto hacer a los demás, porque nos lo enseñaron así, porque eso es lo que se espera de nosotros. No hay demasiados momentos conscientes en nuestro día a día, pero de vez en cuando, algo ocurre e interrumpe nuestra somnolencia, nos obliga a pensar: “Y ahora qué hago? ¿Le digo que sí o le digo que no? ¿Voy o no voy?”. Estas preguntas señalan distintas opciones éticas, nos exigen una preparación mental, nos interpelan para que razonemos hasta alcanzar una respuesta deliberada. Tenemos que estar preparados para ser protagonistas de nuestra vida y no comparsas”.

Comparsa en el teatro o en el cine, es una persona que figura pero no habla; casi, casi son como un decorado. Ser protagonista de nuestros actos implica: compromiso,  responsabilidad y claridad de pensamiento; no es nada fácil, el protagonismo genera, en si mismo, “exposición”. Sin duda es mucho mejor el “seguidismo”, no hay responsabilidad, puede tener uno, en el fondo, una excusa - porque no decidió nada - si la cuestión no fue de éxito y sobre todo, esa posición propicia a la imitación, le facilita no  pensar, solo tiene que hacer, su función solo es acompañar.

No hay nada que no se consiga sin arriesgar y no hablo solo de “dinero”, hablo de otros riesgos personales no evaluables con moneda, sin duda mucho más onerosos. Tratar de alcanzar metas pensadas y empeñarse en ello, no es tarea fácil, en un mundo donde a uno todo se lo dan “enlatado” es decir ordenado y dispuesto para digerir – si uno tiene buen estómago -, a veces ser nadie, pensando que se es algo, tiene una frontera tan débil, que es muy complicado de apreciar a simple vista, en cual de las dos tesituras nos encontramos.

Hemos acabado por estar tan metidos en nuestro “papel” de  actuar de modo parecido a la mayoría, que ahora descubrimos, a poco que nos paremos pensar,  que no sabríamos que hacer si tuviéramos, que “inventar” nuestra vida desde el primer minuto del día, somos fieles repetidores de gestos y acciones, porque en el fondo la función de “marioneta” la hemos interiorizado y nos resulta cómoda. Hacer sin preguntar, pensar que si lo hacen todos es bueno y evadir nuestra conciencia crítica para sentirnos cómodos o cuanto menos evadidos de la realidad cotidiana.

Nos quejamos, en muchas ocasiones, de la monotonía reiterada de nuestra existencia, pero no dedicamos ni un solo minuto a preguntarnos  lo que escribe Savater al principio. Nos resultaría muy desazonador tener respuestas. Nos desmontaría nuestro día a día y ya sabemos que no tenemos capacidad para organizar otro tipo de vida, porque han sido tantas las renuncias internas, para llegar hasta el momento actual, que ni siquiera hemos conservado ese pensamiento crítico e incómodo en ocasiones de quienes no quieren  hacer sin pensar, ni actuar por imitación, casi anulando nuestra propia voluntad.

Como dice Savater: “Los hombres venimos al mundo con un buen hardware, del que nos ha provisto la naturaleza, pero no tenemos el programa establecido, tenemos que procurarnos un software para orientar nuestras acciones sociales, los proyectos creativos, nuestras aventuras intelectuales”.    

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...