viernes, 14 de septiembre de 2012

Paradoja recurrente



Dice Eduardo Punset en su libro “La España impertinente”: “Los políticos tendrán que reflexionar tarde o temprano ante la creciente paradoja de unos avances científicos y tecnológicos que alteran drásticamente la manera de nacer, vivir y morir de los españoles, y el atraso de la ciencia política para organizar armoniosamente la convivencia social. En el mejor de los casos, esa convivencia se regula mediante esquemas liberales diseñados en el siglo XVIII y, en el peor de los casos – que son la mayoría -, en virtud de dogma predemocráticos que suponen un atropello intolerable de la libertad y de la dignidad humana.
Se agiganta cada día la desproporción entre los adelantos espectaculares proporcionados por la comunidad científica y la parálisis de que hacen gala los detentadores del poder político. La opinión pública, lógicamente, se percata de esta diferencia inexplicable y empieza ya a sugerir a los políticos que se familiaricen con los métodos científicos  y que expliquen, si los motivos profundos de su tremendo fracaso como gerentes de ofertas de servicios mínimos en los campos de sanidad pública, regímenes de pensiones, transportes colectivo, redes de comunicación, administración de justicia y de una enseñanza sincronizada con las exigencias del futuro en lugar de las hipotecas del pasado.”

Para “organizar armoniosamente la convivencia social”, hace falta vivir en armonía personalmente y no principalmente preocupado en la controversia permanente, que no resuelve nada y que tan mal ambiente crea. Para convivir, hace falta voluntad y empeño, por acoplarse con los que nos rodean, asumiendo sus imperfecciones y con mente abierta, reconociendo las nuestras. Esperar que los políticos hagan un esfuerzo en la relación y la concordia es un pensamiento ilusorio y lleno de candidez, a ellos lo que les preocupa son las posturas enconadas y  tirantes, porque han aprendido, que de este modo, distraen la atención del ciudadano a lo accesorio – las formas – y no le permiten centrarse críticamente en el fondo de las cuestiones.

No, en España el Parlamento nacional o el de las  comunidades, como  en las diputaciones  o los Ayuntamientos, se nutren de una algarabía excluyente, provocada por quienes no tienen la palabra; en donde lo que cuenta es acallar de voz de quien la tiene y proferir frases agresivas y desconcertantes, como si de un circo romano se tratase; sin que lamentablemente ningún partido haga un esfuerzo serio por corregir esta situación tan bochornosa y que tan mala impresión produce a los ciudadanos cuando se retransmiten imágenes tan poco edificantes, como algunas de las que hemos sido testigos, en un pasado no todavía demasiado lejano.

Lamentablemente nuestros representantes su “tajo” no lo tienen en la resolución de esos servicios mínimos que enumera Punset; su cometido principal es impropio, porque se nutre de una serie de acciones y/o omisiones, tendente a consolidar – con razón o sin ella – las directrices del partido político al que pertenecen. Su cometido secundario, está mayoritariamente conformado en el ataque permanente a todo lo que dicen o hacen los opositores, aunque ellos hagan lo mismo en gobiernos autonómicos o en el de la nación (en modo pretérito).

Con este planteamiento recurrente solo en tercer lugar aplicarán sus esfuerzos a cuestiones que verdaderamente sean útiles para los ciudadanos. Poco tiempo y por tanto resultados exiguos. Debemos tener en cuenta además, que el gobierno entrante dedicará su actividad preferente a desmantelar todo aquello conformado por el gobierno predecesor – si es de otro partido político – como si con ello identificase de nuevo su territorio y lo marcase. Parece ser, que no hay nada que satisfaga tanto, como “poner cuchara” en guisos anteriores, pero no para “probar y sazonarlos”, sino con clara intención de desmantelarlos.

Con estas premisas poco se consigue y a la vista está el resultado. Los temas principales de bienestar social, deberían de dejar de ser simplemente temas de agenda  de los políticos,  tomando el rango de cuestiones de Estado y no del Estado.

N.B.- Punset publico este libro en 1.986.

2 comentarios:

Mercedes Pajarón dijo...

Aparte de la mala educación, que también les afecta, y de su dudosa catadura moral, el problema de quienes se dedican a la política es su falta de preparación para un trabajo tan complicado y de tanta responsabilidad como es gestionar un país. Es como si a mí me dan un bisturí y me dicen que haga una operación de, yo qué sé, apendicitis, sin tener ni idea. Sería indispensable que los futuros políticos no salieran del partido, sino de la facultad, como se exige para otros puestos de trabajo. Ah, y con prácticas previas, claro.
Un saludo.

seriecito dijo...

Mercedes:

Gestionar un país como si fuera de ellos, sin darse cuenta que solo tienen un encargo delegado y temporal; pensando avalado por la historia reciente, que hagan lo que hagan, nadie les hará responder por sus desmanes.

Gracias por tu visita y comentario.

Salu2:

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