Las aplicaciones prácticas son siempre mucho más dificultosas, que los fundamentos teóricos que las fundamentan. Tenemos una gran capacidad, para hacer análisis exhaustivos de todos los asuntos, pero somos menos eficientes en aplicarlos con habitualidad. Planificamos mucho mejor que actuamos.
Cuando nacemos somos absolutamente diferentes unos y otros, con el tiempo y la asimilación de la educación recibida, vamos estableciendo pautas de conducta muy comunes, aunque seguimos siendo distintos en la parte física. Encajar con el resto de la sociedad conlleva la servidumbre de adoptar “poses” socialmente admitidas y asumidas como ortodoxas. Es esta interiorización práctica, de esos fundamentos teóricos no escritos, las que nos va acercando a la homogeneidad necesaria, para relacionarnos con normalidad en nuestro entorno.
Perder la singularidad, es uno de los tributos que debemos pagar, para estar bien vistos. Quien se aleja de los cánones, aunque no moleste con su conducta, acaba estando “mal visto”; sin embargo sabemos, que históricamente, hacer todos lo mismo nunca ha sido la mejor forma de progresar, muy al contrario, quienes han provocado los cambios mas relevantes en nuestra sociedad, en muchas ocasiones, han sido “diferentes” y por tanto ampliamente contestados por su entorno.
Cada vez es mas complicado decidir con firmeza, seguir siendo como somos y no emular las conductas ajenas. Las excentricidades se pagan socialmente con el aislamiento. Aunque hacer lo que queremos – sin molestar -, nos proporciona más felicidad, no soportamos la presión y cedemos, con ello estaremos más integrados, pero seremos más infelices; es el peaje que hay que pagar, ya que la etiqueta de raro molesta mucho.
Nuestras opiniones sinceras, cimentadas con un comportamiento coherente y honesto, propiciando objetivos de vida adecuados y fieles a nuestros principios, son un certificado para la felicidad individual. Si dejamos aparcada esta posición y nos dejamos “clonar” con el modelo mayoritario, tendremos muchas relaciones, pero a cambio de ser cada vez menos auténticos; postura que sin duda nos pasará factura.
Cuando nacemos somos absolutamente diferentes unos y otros, con el tiempo y la asimilación de la educación recibida, vamos estableciendo pautas de conducta muy comunes, aunque seguimos siendo distintos en la parte física. Encajar con el resto de la sociedad conlleva la servidumbre de adoptar “poses” socialmente admitidas y asumidas como ortodoxas. Es esta interiorización práctica, de esos fundamentos teóricos no escritos, las que nos va acercando a la homogeneidad necesaria, para relacionarnos con normalidad en nuestro entorno.
Perder la singularidad, es uno de los tributos que debemos pagar, para estar bien vistos. Quien se aleja de los cánones, aunque no moleste con su conducta, acaba estando “mal visto”; sin embargo sabemos, que históricamente, hacer todos lo mismo nunca ha sido la mejor forma de progresar, muy al contrario, quienes han provocado los cambios mas relevantes en nuestra sociedad, en muchas ocasiones, han sido “diferentes” y por tanto ampliamente contestados por su entorno.
Cada vez es mas complicado decidir con firmeza, seguir siendo como somos y no emular las conductas ajenas. Las excentricidades se pagan socialmente con el aislamiento. Aunque hacer lo que queremos – sin molestar -, nos proporciona más felicidad, no soportamos la presión y cedemos, con ello estaremos más integrados, pero seremos más infelices; es el peaje que hay que pagar, ya que la etiqueta de raro molesta mucho.
Nuestras opiniones sinceras, cimentadas con un comportamiento coherente y honesto, propiciando objetivos de vida adecuados y fieles a nuestros principios, son un certificado para la felicidad individual. Si dejamos aparcada esta posición y nos dejamos “clonar” con el modelo mayoritario, tendremos muchas relaciones, pero a cambio de ser cada vez menos auténticos; postura que sin duda nos pasará factura.
Tener un estilo de vida personal y sincero, es muy gratificante, enriquece nuestro entorno y nos hace mucho mas “auténticos”. Ser diferente es una cualidad encomiable; no acomodarse a la dulce corriente mayoritaria, es progresar y ser más feliz. La homogeneidad es monótona y aburrida.
Foto cedida por Nuria: http://nuria-vagalume.blogspot.com
16 comentarios:
Muy cierto Seriecito,seguir a la masa,adaptarte a patrones diseñados
para ser todos iguales no se me da
muy bien.....
Que Aburrimiento,todos idem.
Un abrazo.
Aquí, Luis, sólo puedo decir: AMÉN.
Saludos
Alix:
Pues me alegro mucho, sigue siendo singular, eso es lo que tiene valor, lo demás es como tu bien dices aburrimiento.
Salu2:
Impersonem:
Amén, viniendo de ti, es mucho.
Me alegro mucho de coincidir contigo, tu opinión para mi es muy importante.
Salu2:
Es muy difícil, Luis, es casi una utopia que vamos aprendiendo y pudiendo hacer con la la edad.
Cuando se es joven y no se está dentro de una tribu, la que sea, eres débil, y a esa edad puede ser muy cruel.
Luego entras a formar parte del mundo laboral y es otra batalla, y conforme te vas solventando la vida, pues te decantas por que tipo de vida quieres vivir, cual tipo siciocultural quieres que sea el tuyo etc.
Pero siempre dependes de un entorno familiar, social, cultural y afectivo , incluso añadiria de credo y pensamiento político, que irá mediando en tu forma de vivir...
Lo que si podemos es guardar una indenpendencia de pensmiento, pero de acción, es muy dificil. El entorno condiciona muchisimo.
Y feliz del que vive en el entorno, en todos los sentidos que quiere y ha podido elegir,
Un beso
Ser diferente, teenr un criterio propio, requiere pagar un peaje.
Saludos
Luna:
Desde luego para tener libertad de acción, sin duda hay que tener libertad de pensamiento.
Sí tienes razón, las excentricidades se pagan, pero la emulación por pertener a un grupo también, pero en este caso el pago es interno.
Y también tienes razón, el trabajo en ocasiones no se puede elegir, pero ¿nos lo llevamos a casa? ¿invade nuestro ocio?.
Coincidimos, efectivamente hay que pagar peajes, pero como en las autopistas reales, una vez estás dentro de ellas, porque hay una elección anterior que es entrar o seguir por la carretera. Y también como en la vida, dentro se conduce mas "dulcemente", menos curvas y cambios de rasante. Pero vemos otro paisaje y sobre todo perdemos el conocimiento de las poblaciones.
No entro en credos y posiciones políticas, porque es un terreno muy personal y nunca suelo polemizar en estos sentidos. Pero aún pertenenciendo a un credo o posición política determinada, la realidad es la que es y no una "adaptación" y eso, sin duda, si que podemos también diferenciarlo, si pensamos por nuestra cuenta.
También de acuerdo contigo, feliz quien vive en un entorno que ha podido elegir, como tu dices. Pero también, en ocasiones, podría ser fruto del empeño y constancia.
Salu2:
Nuria:
Sí, casi nada de lo relevante es gratuito, o tiene precio en dinero o inmaterial (conducta, acción, vida...)
Pero ser auténtico o mejor dicho lo mas auténtico posible, también tiene una recompensa y desde luego muy superior, sin duda, al peaje.
Todo es cuestión de equilibrio, voluntad y constancia, pero también de paciencia.
Salu2:
Luis
"feliz quien vive en un entorno que ha podido elegir, como tu dices. Pero también, en ocasiones, podría ser fruto del empeño y constancia."
Estoy de acuerdo, a veces las circunstancias no ayudan, pero el empeño ayuda.
Luis, tenemos razón los dos. Y te diré porqué.
Mi razón es muy simple.
He conseguido la libertad de pensamiento, no la libertad de acción. En eso he fracasado, pero sobretodo porque toda mi vida está vinculada a ello. Pienso y procuro interiormente, conceptualmente vivir como creo que debo vivir, como me siento más libre, pero no puedo decidir de muchísimas cosas en mi vida.
Ni siquiera se si quisiera que fueran de otra forma de verdad.
Lo que si he conseguido es no martirizarme por ello. No sufro y procuro no hacer sufrir.
Me es imposible hacer funcionar la moviola, y en este punto del camino no me puedo volver atrás.
Que es lo mejor? Pues no lo sé.
Y tienes razñon porque seguramente tu lo has conseguido, por lo cual yo me alegro mucho, mucho.
Un beso
Me he repetido...
Luna:
Ni tu ni creo que nadie podemos decidir sobre todos los aspectos de nuestra vida. Lo relevane en mi opinión, no es que no podamos decidir, lo relevane es si somos conscientes de ello, porque si es asi nos afectará mucho menos.
Volver atrás nunca, el camino es ir hacia adelante. Aunque Facundo Cabral dice: "si el mundo es redondo, ¿qué es ir hacia adelante?.
Luna, otra vez me interpretas "entre lineas", porque la verdad es que yo no digo en mi post que lo haya conseguido.
Pero creo también, que a lo mejor es un planteamiento "utópico", pero sin embargo es muy importante apuntar hacia ahí.
Buen comentario Luna, como siempre.
Salu2:
Nuria:
Lo importante es el empeño y diferenciar bien el "foco".
Lo demás llega, sin duda.
Salu2:
Luis
un amigo muy estudioso me dijo una vez:
todos somos distintos y precisamente por eso porque somos distintos es que somos iguales....
y es verdad!!! (cuando entendí lo que quiere decir)
Exacto Luis podría ser como un ejercicio de fotografía, perseguir con la mente, el corazón y la mirada ese objetivo hasta conseguirlo.
Y nadie dice que sea fácil, existen muchos condicionantes (luz, cámara, estado anímico, etc)
El peaje que hay que pagar por ser diferente, como coment´bamos, a veces no es agradable, pero creo que te hace más feliz contigo mismo y con los que te rodean.
Un abrazo
Karla:
Muy buena cita la de tu amigo, efectivamente no es superficial, hay que pensar en ella.
No me gusta la homogeneidad ni el "café para todos". Cada uno a lo suyo, porque ganar en conjunto es ganar individualmente.
Salu2:
Publicar un comentario