martes, 31 de marzo de 2009

Excusas


No aceptar, que la responsabilidad de lo que nos sucede es nuestra en su totalidad y fijar nuestros mayores esfuerzos en tratar de identificar a otros, como los artífices principales de los acontecimientos negativos, buscando con ello “aliviarnos”, con la consolidación de la impotencia para el cambio; es cuanto menos una inconsciencia. La principal implicación es que cimentamos una posición mental, propicia al continuismo y por tanto interiorizamos la falta de voluntad, para superar lo no deseable.

Es más fácil encontrar excusas, que buscar razones. Pero no es con esa posición como se solucionarán nuestros problemas. Para ponerse en la postura adecuada, lo primero que hay que hacer, es asumir los errores, sin ningún recato. Sentirse participe principal de los mismos, es una motivación necesaria, pero no suficiente, para tratar de cambiar las cosas, quienes nos empeñamos en identificar “culpables” externos, dificultamos seriamente la vuelta a la normalidad. La motivación suficiente, viene de la mano del deseo firme y decidido, para aportar todo nuestro empeño en la superación; aplicando el esfuerzo mental y/o físico para ello, sin excusa ni pretexto.

Conviene recordar, que la mayoría de los que reciben reconocimientos o premios, dedican una buena parte al comienzo del discurso, que pronuncian al recibirlo; a poner en evidencia la sorpresa y señalar la falta de merecimientos para ser acreedor de los mismos. Como en sentido contrario, quienes no lo ganan, aunque queden en lugares destacados, son muy proclives a encontrar o identificar, influencias externas negativas propiciatorias; potenciadas por la opinión de sus más allegados.

Evitemos buscar culpables, asumamos con rapidez, que lo que nos sucede, lo motivamos principalmente por nuestras propias acciones y omisiones; pongamos en marcha las fueras necesarias para salir del “embrollo”, sin refugiarnos en el victimismo estéril, para tratar de encontrar un responsable de nuestros reveses, a quien adjudicar la causa de nuestros “males”.

La mayoría de los fracasos que tenemos, van precedidos de una ingente cantidad de excusas, que unidas a la creencia de la existencia de influencias negativas de otras personas, diseñan un escenario, en el que la única realidad es el consumo innecesario de tiempo y energía, impidiéndonos con esa fijación inútil, emplearlos ambos en la aplicación a proyectos de vida, constructivos y gratificantes, que nos aporten felicidad y nos compensen de la insatisfacción. Cuando nos queramos dar cuenta, ya tendremos otra causa para lamentarnos, a saber, “la falta de tiempo”.
No es solo el talento el que capacita para hacer cosas, es mucho mas la voluntad de conseguirlas, quien potencia y acerca su consecución. No todos los grandes logros, son provocados por personas brillantes y actuaciones altamente singulares, hay buen número de ellas que son logradas por gente normal, pero revestidas de una fuerte voluntad y potenciadas por su constancia en la dirección hacia el objetivo deseado, sin cejar el empeño a la primera dificultad.

¿ Si culpamos a los demás de nuestros fracasos, también les otorgaremos el crédito de nuestros éxitos?. No aceptemos como norma de conducta, nuestras propias excusas, porque conduciremos con una venda en los ojos, es decir, con gran riesgo y alta ineficacia.

10 comentarios:

impersonem dijo...

Seriecito, sí... y no...a lo que postulas en tu texto...

Cierto que somos responsables de muchos de nuestros fracasos, mas no de todos, también sufrimos la acción e interacción de los demás. Interacción que a veces es legítima, respetuosa y honesta, y otras veces es ilegítima, irrespetuosa y deshonesta, incluso es cainita y vil.

Cada "cruzada" tiene sus propios caminos y sus propias "armas". La vida y, por ende, los logros y fracasos en ella están envueltos y rodeados de múltiples variables achacables unas veces a nuestras acciones y voluntades y otras a las acciones y voluntades de otros. Podría ponerte muchos ejemplos, pero sería llenar esto de cuestiones puntuales que desbordarían el plano general con el que planteas tus argumentos. Pero puedo decirte que hay "éxitos" que nunca fueron pretendidos y fracasos que fueron pretendidos con férrea voluntad como éxitos. A veces las variables ponderables se vuelven imponderables de tal manera que convierten el propósito en despropósito, el orden en caos, el éxito previsto en fracaso imprevisto... y a veces creo que tenemos derecho a lamentarnos e, incluso, echar la culpa, no a los demás, sino a quien la tiene, que, a veces, es persona o personas distinta o distintas a nosotros.

Siento haberme enrollado tanto, y así sobre la marcha, a estas alturas, ya no sé si lo que estoy diciendo tiene algún sentido...

De todas las maneras, sin entrar en puntualizaciones, y en términos generales creo que tienes razón.
Saludos.

Nuria dijo...

Siempre es más sencillo autoconvencerse de que lo que nos ocurre es culpa de los demás, porque así no tendremos que enfrentarnos a ello, y por otra parte siempre tendremos una disculpa.

Eso está reñido con la madurez, con el conocimiento de uno mismo, y con la humildad.

Un abrazo

Unknown dijo...

Hola Seriecito!!!

Comparto los comentarios de Impersonem, sobre los que no agregaré nada porque lo dijo todo, y con toda claridad!.

También el de Nuria que esta diciendo que “es mas fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio”, y como bien describe es propio de una conducta infantil.

Me gustó mucho tu escrito, sobre todo el final, acerca de que los grandes éxitos no siempre debemos esperarlos de los que consideramos Grandes Cerebros!

Como sé ( bha mejor dicho pienso) que te estas refiriendo a los que SIEMPRE responsabilizan a los demás de que las cosas no salen como nos las proponemos, y que son los reales culpables de nuestros fracasos, quería comentarte que los otros días, a propósito de publicar otro artículo sobre comunicación, los autores que leo, hablan del SINDROME DEL UTÓPICO, que no es ni más ni menos que lo que mencionas.
Personas que imaginan un orden de las cosas y del mundo donde no es necesario que lo haya, o ven problemas donde no los hay, pero si las cosas no cambian hacía su “utópica” óptica de cómo deberían ser, los responsable siempre son los demás, la sociedad, o el mundo en su conjunto!.

Un abrazo
Rik

MARU dijo...

Bueno, yo creo que hay dos clases de fracasos que nos podemos achacar solo y exclusivamente a nosotros.
Uno porque nos hemos planteados unos propósitos desmedidos, nos hemos supervalorados, no hemos reflexionado sobre nuestra fuerzas.
Dos por lo contrario, por no haber puesto el esfuerzo necesario, por holgazaneria o dejadez.
Además, como dicen impersonem, pueden actuar factoresn no ponderables, que son ajenos a nuestra voluntad.
En el primer caso, lo mejor es entonar el "mea culpa", y volver a intentarlo con el objetivo justo.

En el segundo, pues como siempre digo, no quedarse a lamer las heridas, no sirve de nada el victimismo, reconducir la acción, si es posible, y, en caso de creerlo conveniente, volver a intentarlo.
Un beso

seriecito dijo...

Impersonem:

No te enrrollas, tus opiniones tienen mucho interés, así que puedes extenderte cuanto quieras.

Como tu bien describes, las iteraciones con los demás, no son fáciles de soslayar.

Unas veces nos potencian y otras son como un lastre que debemos arratrar.

Pero sin embargo, si que pienso, que nunca debemos tolerar que se conviertan en la "razón" para permanecer estáticos y justificar nuestra falta de voluntad firme de cambio.

Salu2:

seriecito dijo...

Nuria:

Hacer de avestruz, nunca ha dado buen resultado. Nada mejora y por contra todo puede empeorar.

Salu2:

seriecito dijo...

Ricardo:

Tan preciso como siempre, esta catalogación, me gusta muchísimo.
"Síndrome de lo utópico", no lo sabía y me alegro de saberlo.

Tu parrafo final, para definir este síndrome, es una síntesis de lo que pretendía expresar en mi post. Muy buena puntualización.

Salu2:

seriecito dijo...

Luna:

Estoy de acuerdo contigo, esar permanentemente atenazados por la imposibilidad que nos han "colgado" los demás para evitarnos resolver, me parece una pérdida de tiempo total.

No saber discernir lo real de lo útopico, es el camino del vacío interior.

El comentario de Ricardo lo describe muy bien.

Salu2:

Carol dijo...

Magnífico post, como siempre Seriecito, es un gusto leerte y ponerse a meditar sobre el escrito.

Yo también entono el mea culpa, en algunas cosas que he emprendido al final las he abandonado,¿miedo al fracaso? No sé, pero luego he visto que otros que siguieron aunque les llevó tiempo consiguieron el objetivo que se plantearon, y a mí me faltó constancia o fe en misma y no puedo echar la culpa a nadie, solo la tengo yo.

Lo bueno es que sigo para adelante y me pongo otras metas e incluso pienso en retomar aquellas que dejé y que aún estoy a tiempo de llevar a cabo por lo que esa esperanza hace que no sienta sensación de fracaso.

No sé si soy un caso corriente o un caso imposible. Los expertos tienen la voz. Yo creo que algunas metas que nos ponemos no están a nuestro alcance o requieren tanto esfuerzo y dejar por el camino muchas cosas que queremos y nos interesan, al final la balanza se inclina y debemos aceptar el resultado.

Saludos afectuosos.

seriecito dijo...

Carol:

Efectivamente la falta de constancia unido a la poca confianza en uno mismo, son los premonición de fracaso. Bueno es no desviar la culpa a los demás.

Fijarse nuevas metas, e incluso retomar antiguas no es mala posición, constanta voluntad de rectificar.

Fijar límites muy elevados a nuestros objetivos, es una forma de crearnos dificulades, pero además de inútil es poco consecuente. Lo que mas satisface en la vida, es lorar cosas poco a poco, que vayan calando, el impulso súbito, precede a una gran "parada". La continuidad y el avance, aunque lento es lo que provoca los buenos resultados.

Gracias por tu comentario.

Salu2:

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