martes, 3 de enero de 2012

Perseverar


Dice Lucio Anneo Séneca, en su escrito “Invitación a la Serenidad”: “Toda la vida es un servicio. Así pues, hay que habituarse a la propia condición, quejarse lo menos posible de ella y aprovechar cualquier comodidad que se tenga alrededor. No existe nada tan amargo como para que un espíritu razonable no encuentre alivio. Frecuentemente las más pequeñas superficies se acomodaron a muchos usos gracias a la habilidad de quienes las trazaron... Da entrada a la razón en las dificultades: pueden ablandarse las situaciones duras, dársele amplitud a las estrechas y las graves oprimir menos a quienes las soportan con elegancia.

Además, no debemos permitir que nuestros deseos vayan demasiado lejos, permitámosles sólo que salgan a las cercanías, ya que no toleran que se les encierre del todo. Desechados aquellos, o que no pueden lograrse, o que se pueden alcanzar con dificultad, sigamos a los que están situados cerca y que se corresponden con nuestra esperanza, pero sepamos que todas las cosas son igualmente vanas por dentro”.

No existen atajos para conseguir las cosas. Cualquier tipo de éxito tiene un precio. Pretender obtenerlo “gratis” es una de las veleidades mas frecuentes para engañarnos primero, quedar decepcionados después y finalmente sumirnos en esa especie de mezcolanza entre fatalidad y mala suerte, en la que acostumbrarnos a refugiarnos, cuando las cosas no nos salen como pensamos.

Saber medir las distancias, es el mayor seguro de éxito, para no caer al dar un salto. Querer alcanzar determinada meta en la vida, es manifestar un espíritu de superación muy encomiable; pero pretenderlo “ya”, con facilidad y evitando a toda costa las dificultades que entraña, es una inconsciencia. Únicamente un esfuerzo sostenido y constante nos proporcionara con el tiempo la consecución de los objetivos prefijados.

Los errores más frecuentes en la consecución de nuestros objetivos, es pensar que podemos soslayar los esfuerzos necesarios, intentándolo mediante maniobras simplificadoras, para que éstos no entrañen mucha “carga”, o demorar la ejecución de las acciones necesarias para su consecución, sin percatarnos que por más que dejemos a un lado aquellas cosas, que nos resultan molestas, éstas no se resuelven por sí mismo, muy al contrario se “enquistan” y acabarán acarreándonos grandes desazones.

Los mayores logros en esta vida, se consiguen con perseverancia y persistencia y no con suerte. Sacar el máximo partido a las capacidades propias con insistencia, es mucho mas eficaz, que pensar en “golpes de azar”, que nos resuelvan casi todo. El entusiasmo y la creatividad bien aplicada dan resultados que parecen “milagrosos”. La diferencia entre alguien considerado como un genio y nosotros, es que el genio siguió intentándolo al cosechar el primer fracaso y nosotros perdimos el tiempo en lamentos, cuando concurrieron circunstancias parecidas.

Nuestros deseos son como órdenes internas. Las órdenes solo se cumplen con el esfuerzo. El esfuerzo necesita toda la perseverancia aplicada en el logro. La perseverancia es la predisposición favorable, para el cumplimiento de nuestros deseos.

Es suficiente con ser bueno en algo, no es absolutamente necesario ser demasiado bueno. La perfección extrema es casi tan dañina como la mediocridad. En el fondo ambas producen insatisfacción y limitan la felicidad… Y ya hemos dicho que lo que no promueve la felicidad, claramente sobra… sin más.

1 comentario:

MARU dijo...

Luis, buena reflexión. Ya dice nuestro refranero "Al saber, le llaman suerte..." Efectivamente, muchas veces comentamos eso de "Fulanito ha tenido suerte"... cuando al parecer del que lo comenta eso quiere decir "Ha tenido éxito" Pero se queda sólo con el resultado final. A lo mejor ni conoce, ni quiere conocer, ni estaría dispuesto a hacer o vivir lo que ese "triunfador" ha hecho a lo largo de su vida...
Me alegro de volver a leerte. Me pondré al dia,
Besitos a todos,.

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