jueves, 17 de junio de 2010

No Mensurable


Dicen Valentín Fuster y José Luis Sanpedro en su libro “La ciencia y la vida”: “La economía nos impone la rentabilidad, la productividad, la eficacia y a ellas se sacrifica todo lo demás. Aquí las emociones son “cosa de mujeres” “romanticismo trasnochado”. Los valores que utilizan los economistas, el dinero por ejemplo, no es un valor humano, es un instrumento, pero no un valor humano. Los valores humanos, la dignidad, el amor, la amistad, el honor, no son mensurables”.

A buenas horas, pero si lo mejor que sabemos hacer es contar. Si los parámetros para evaluar a quienes nos rodean son: que profesión tienen y que signos externos acumulan. La sociedad actual no está preparada, para tratar de evaluar cualidades no mensurables, como dicen los autores. La sociedad de la velocidad y la agitación interior, solo se serena cuando tiene delante ciudadanos de “éxito”; sean de la profesión, que sean.

No hay nada como exhibir los signos externos, que llevan implícita la distinción. Los valores materiales que rigen nuestras relaciones, nos imponen la tiranía de lo superfluo, en detrimento de lo necesario; nos trasladan continua y permanentemente a escenarios de más y más. Somos cada vez con más frecuencia, “almacenes” de objetos insulsos, pero que acreditan una determinada condición social (status), muy apreciada por la mayoría. Lo lamentable es, que no termina nunca la lista de nuestras seudo-necesidades, no se finaliza jamás la carrera por el “yo más”.

Todas las sugerencias sociales, siempre van encaminadas a proponer signos externos de poder. Una de las motivaciones mayores para la “posesión” indiscriminada de objetos, es el poder que aparentemente confieren y el “respeto” que otorgan los demás a los poseedores. El cambio fundamental, que plantea nuestro entorno es, que en tiempos no demasiado lejanos, estos roles estaban detentados por quienes tenían fortunas elevadas y disponían de medios y tesorería suficiente, para poder adquirir esos signos externos sin resentirse económicamente en lo más mínimo. En la actualidad, no importa si no se tienen recursos monetarios, porque en este caso se debe o se paga a plazos; pero cualquiera puede acceder, con medios propios o ajenos.

La trampa, que plantea esta actitud, es la ocupación de medios y recursos en conseguir “signos externos de poder”, en muchas ocasiones innecesarios, pero imprescindibles para quienes tratan de aparentar y no de ser. La red está tejida, la “necesidad” creada y ésta, que puede mucho mas que la razón, acaba mandando y lamentablemente mucho. Como si las situaciones fueran inmutables, la mayoría disponemos de lo que podemos y de lo que no podemos y lo peor de todo, no lo sabemos discernir bien. Nadie se cansa de acumular signos externos - en muchas ocasiones absolutamente superfluos -, abocándonos a ser rehenes de nuestra falta de criterio y convirtiéndonos en esclavos de nuestras “necesidades” impropias. Ni siquiera tenemos tiempo, para evaluar la influencia real, que tienen en nuestra propia felicidad. Acabamos suponiendo, que cuanto mas caro es satisfacer algo, más satisfacción aporta. Equiparamos lo no mensurable (dignidad, amistad, amor, etc), en mensurable (dinero) de forma absolutamente inadecuada y nos engañamos mucho.

No es la sociedad solo, quien es responsable de estas lamentables circunstancias; somos también nosotros, quienes no advertimos, la carencia de reflexión y criterio para evaluar, que nos hace felices y que no. Una buena vida no está fundamentada prioritariamente, en lo que se posee; antes más, debería estar evaluada por lo que y como se disfruta cada día. La reflexión acertada, no es ¿Cuánto me falta?, si no mas bien ¡Cuánto tengo! Sin ser absolutamente riguroso en la evaluación cierta de nuestras verdaderas necesidades, solo se acaba en la insatisfacción permanente, antesala de la decepción y el desánimo.
Foto cedida por Nuria: http://nuria-vagalume.blogspot.com

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y qué es el éxito? El éxito es algo interior que se mide desde fuera, que incongruencia.

seriecito dijo...

Anonimo:

Muy buena opinión, Erich Fromm dice algo muy parecido.

Tu afrimación puede que sea la clave.

Gracias por comentar.

Salu2:

Nuria dijo...

¿Pero sabes qué ocurre? que la mayoría de la gente sí cree que su felicidad radica en lo que posee, está inmerso en un mundo materialista, en el que no importa más que eso....

Y en cualquier momento lo percibimos. No importa el respeto, la educación o el sentimiento. Importa lo que aparentas o posees.

Un salu3

seriecito dijo...

Nuria;
todos somos esclavos delo que poseemos y somos también esclavos por poseer, quizás más.

aparentar se esta tornando en mas importante que ser y francamente hay que tener cuidado.

Perro bueno así son las cosas.

Salu2:
Luis

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