Dice Eduardo Punset en su libro “El viaje al poder de la mente”: “Sería fundamental enseñar a los jóvenes en las escuelas los pormenores de la conciencia social y como funcionan las intuiciones, cuando no es necesariamente la razón lo que mueve los pormenores cognitivos. Lamentablemente, esto no se hace y se paga por ello un alto precio…, aprendemos todo tipo de trigonometría y geometría, pero no aprendemos a entender nuestras propias intuiciones ni principios en las que se basan…
Afortunadamente se está ya en condiciones de demostrar que la intuición llega a ser mejor que los modelos de elección racional, o la regresión múltiple, o lo programas estadísticos más complejos. Esto era impensable hace sólo diez años, y es algo muy nuevo. Se está aplicando el proceso científico a la intuición.
Las sorpresas resultantes de este enfoque han sido enormes. Por ejemplo, hace diez años no se sabía, pero ahora se ha comprobado, que se toman mejores decisiones cuando se recurre a una sola buena razón, en lugar de a diez”.
Y nosotros que no sabemos dar un paso sin consultar a todo el que nos quiere escuchar, exponiéndoles nuestra particular visión de los temas y pidiéndole su opinión y consejo, para acumular una innumerable cantidad de datos, que lo que en realidad aportan es una extraordinaria confusión y por tanto un incremento importante de la indecisión. Acabamos seleccionando, con extraordinarias dudas, lo que entendemos que es lo mejor, sola y casi exclusivamente, porque es la opinión mayoritaria.
Hasta en las decisiones estratégicas en la empresa, se utiliza un D.A.F.O. (Debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades). Yo lo explico en control de gestión, como coadyuvante para la implantación de un Cuadro de Mando. Consiste en una “planilla”, con cuatro rectángulos titulados con cada una de las iniciales, donde se anota cada una de las circunstancias, que se supone afectan a la empresa en cada uno de esos campos. Se confecciona en grupo y cada uno va identificando, que fortalezas, debilidades, etc., cree que le corresponden a la empresa. El deseo de sorprender al resto del grupo, más que el de acertar en el diagnóstico; hace que las aportaciones, en muchas ocasiones, sean muy variopintas. Pero esta dinámica, he comprendido con el tiempo, que se asemeja a nuestras pautas de conducta individuales.
Una buena razón, es mas que suficiente para actuar, muchas razones o sinrazones, que nos paraliza en el ámbito del análisis – que es lo que verdaderamente nos gusta -, es un gran desperdicio de tiempo y tiene poca efectividad. Sumirse en la duda permamente, por intentar obtener la mejor solución, es dejar pasar por el camino, muchas buenas. Aprendemos tarde, que una buena solución a nuestros problemas es un gran hallazgo, necesario y más que suficiente, para ponernos en el camino de resolver. Pero nuestro aprendizaje en el ámbito de la decisión, nos han colocado en una circunstancia de extraordinaria incertidumbre, porque nuestra mente, se ha programado para repetir – improvisa muy mal -, por si fuera poco esta circunstancia, debemos también complacer a toda una cohorte de “gentes”, que nos imponen con sus miradas y/o sus silencios, unas leyes inmutables no escritas, que debemos cumplir, para ser considerados “normales”.
¿Normales?... ¿normales?... pero que es la normalidad, la repetición mimética de las acciones u omisiones de la mayoría; pero que soberbios somos. Si somos una gota de agua en un inmenso océano, poblado de muchas mas personas de costumbres tan diversas que sería imposible sistematizarlas y/o inventariarlas. ¿Hacer lo normal?, que estupidez… lo normal es lo que no daña a nadie y nos apetece emprender, aunque no sea la costumbre del lugar… Normal es lo que nos hace felices; anormal es lo que nos constriñe. Normal es ser uno mismo; anormal es ser como quieren los demás. Normal es vivir plenamente y soñar; anormal es no poner empeño en materializar los sueños. Normal es interiorizar, que cada día es un nuevo día y no hay nadie ni nada, que tenga derecho a hurtárnoslo; anormal es confiar en políticos, seudo-profetas y mesiánicos, que nos sorben el entendimiento y nos coartan nuestra intrínseca libertad, vampiros de la energía positiva y portadores de la negatividad con mayúscula, que preconizan la infelicidad y justifican la monotonía, más como seguro de su poltrona, que como verdadera filosofía de vida.
No, a esas gentes no, no los necesitamos. Que sigan siendo agoreros solos, embajadores fútiles de la nada. Que sigan detentado y acaparando el poder y ejerciéndolo; quizás el tiempo y la vida les enseñe; que expandiendo la incertidumbre y los actos coercitivos tácita o explícitamente, no obtendrán su felicidad, aunque si cercenarán, en buena parte, la de muchos. Quienes son incapaces de ser felices, ponen mucho esfuerzo y empeño en impedírselo a los demás, para compensar su incapacidad. Lo malo es que cada vez más, florecen como las amapolas y expanden la anormalidad en forma tan insistente, que en muchas ocasiones sorprenden a las buenas voluntades, tratando de mentalizar – a todo el que los escucha y cree en ellos – que eso es la vida. Sospechemos siempre de quien tiene empeño por mandar, porque solo Dios y él saben, de que se oculta o huye.
Apartemos de nuestras vidas a esos glosadores de la “nada”, que nos llenan de dudas y recobremos nuestra intrínseca ingenuidad, totalmente exenta de recovecos. Seamos sinceros y transparentes; pidamos disculpas si es necesario, pero vivamos. Intentemos cada día con mas empeño desprogramarnos y como dice Punset: “…se ha comprobado que hay vida antes de la muerte”.
Afortunadamente se está ya en condiciones de demostrar que la intuición llega a ser mejor que los modelos de elección racional, o la regresión múltiple, o lo programas estadísticos más complejos. Esto era impensable hace sólo diez años, y es algo muy nuevo. Se está aplicando el proceso científico a la intuición.
Las sorpresas resultantes de este enfoque han sido enormes. Por ejemplo, hace diez años no se sabía, pero ahora se ha comprobado, que se toman mejores decisiones cuando se recurre a una sola buena razón, en lugar de a diez”.
Y nosotros que no sabemos dar un paso sin consultar a todo el que nos quiere escuchar, exponiéndoles nuestra particular visión de los temas y pidiéndole su opinión y consejo, para acumular una innumerable cantidad de datos, que lo que en realidad aportan es una extraordinaria confusión y por tanto un incremento importante de la indecisión. Acabamos seleccionando, con extraordinarias dudas, lo que entendemos que es lo mejor, sola y casi exclusivamente, porque es la opinión mayoritaria.
Hasta en las decisiones estratégicas en la empresa, se utiliza un D.A.F.O. (Debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades). Yo lo explico en control de gestión, como coadyuvante para la implantación de un Cuadro de Mando. Consiste en una “planilla”, con cuatro rectángulos titulados con cada una de las iniciales, donde se anota cada una de las circunstancias, que se supone afectan a la empresa en cada uno de esos campos. Se confecciona en grupo y cada uno va identificando, que fortalezas, debilidades, etc., cree que le corresponden a la empresa. El deseo de sorprender al resto del grupo, más que el de acertar en el diagnóstico; hace que las aportaciones, en muchas ocasiones, sean muy variopintas. Pero esta dinámica, he comprendido con el tiempo, que se asemeja a nuestras pautas de conducta individuales.
Una buena razón, es mas que suficiente para actuar, muchas razones o sinrazones, que nos paraliza en el ámbito del análisis – que es lo que verdaderamente nos gusta -, es un gran desperdicio de tiempo y tiene poca efectividad. Sumirse en la duda permamente, por intentar obtener la mejor solución, es dejar pasar por el camino, muchas buenas. Aprendemos tarde, que una buena solución a nuestros problemas es un gran hallazgo, necesario y más que suficiente, para ponernos en el camino de resolver. Pero nuestro aprendizaje en el ámbito de la decisión, nos han colocado en una circunstancia de extraordinaria incertidumbre, porque nuestra mente, se ha programado para repetir – improvisa muy mal -, por si fuera poco esta circunstancia, debemos también complacer a toda una cohorte de “gentes”, que nos imponen con sus miradas y/o sus silencios, unas leyes inmutables no escritas, que debemos cumplir, para ser considerados “normales”.
¿Normales?... ¿normales?... pero que es la normalidad, la repetición mimética de las acciones u omisiones de la mayoría; pero que soberbios somos. Si somos una gota de agua en un inmenso océano, poblado de muchas mas personas de costumbres tan diversas que sería imposible sistematizarlas y/o inventariarlas. ¿Hacer lo normal?, que estupidez… lo normal es lo que no daña a nadie y nos apetece emprender, aunque no sea la costumbre del lugar… Normal es lo que nos hace felices; anormal es lo que nos constriñe. Normal es ser uno mismo; anormal es ser como quieren los demás. Normal es vivir plenamente y soñar; anormal es no poner empeño en materializar los sueños. Normal es interiorizar, que cada día es un nuevo día y no hay nadie ni nada, que tenga derecho a hurtárnoslo; anormal es confiar en políticos, seudo-profetas y mesiánicos, que nos sorben el entendimiento y nos coartan nuestra intrínseca libertad, vampiros de la energía positiva y portadores de la negatividad con mayúscula, que preconizan la infelicidad y justifican la monotonía, más como seguro de su poltrona, que como verdadera filosofía de vida.
No, a esas gentes no, no los necesitamos. Que sigan siendo agoreros solos, embajadores fútiles de la nada. Que sigan detentado y acaparando el poder y ejerciéndolo; quizás el tiempo y la vida les enseñe; que expandiendo la incertidumbre y los actos coercitivos tácita o explícitamente, no obtendrán su felicidad, aunque si cercenarán, en buena parte, la de muchos. Quienes son incapaces de ser felices, ponen mucho esfuerzo y empeño en impedírselo a los demás, para compensar su incapacidad. Lo malo es que cada vez más, florecen como las amapolas y expanden la anormalidad en forma tan insistente, que en muchas ocasiones sorprenden a las buenas voluntades, tratando de mentalizar – a todo el que los escucha y cree en ellos – que eso es la vida. Sospechemos siempre de quien tiene empeño por mandar, porque solo Dios y él saben, de que se oculta o huye.
Apartemos de nuestras vidas a esos glosadores de la “nada”, que nos llenan de dudas y recobremos nuestra intrínseca ingenuidad, totalmente exenta de recovecos. Seamos sinceros y transparentes; pidamos disculpas si es necesario, pero vivamos. Intentemos cada día con mas empeño desprogramarnos y como dice Punset: “…se ha comprobado que hay vida antes de la muerte”.
Foto: Valencia. Puente de la Trinidad. Publicada con el permiso del Autor Joan Antoni Vicent
15 comentarios:
Vivir para nosotros, no para la galería. Eso es.
Aunque sospecho que es más fácil en el ámbito personal que en el laboral ¿no?
Salu3
PD: Las tres partes de esta temática me han inspirado una foto.
Nuria:
Avísame cuando la publiques, seguro que me da tecla.
Salu2:
Luis
qué gusto da siempre leer sus reflexiones, señor Martínez senior!
:)
Buenas noches Luís.
Como me suele suceder con tus entradas, tengo la sensación que esta compuesta de dos partes.
La referencia que haces de algún autor (con los que a veces coincido, y a veces no) por un lado, y tus propias reflexiones con las que mayoritariamente estoy de acuerdo, por el otro.
Tu cita de Eduardo Punset donde reza: “Afortunadamente se está ya en condiciones de demostrar que la intuición llega a ser mejor que los modelos de elección racional, o la regresión múltiple, o lo programas estadísticos más complejos. Esto era impensable hace sólo diez años, y es algo muy nuevo. Se está aplicando el proceso científico a la intuición.”
Es similar a la de una publicación de hace meses de una compatriota tuya de nombre María (quizás la conoces porque la he visto comentar allí a Luna) cuyo blog titula “Observando”.
Aquella publicación la llamó “La Intuición no es irracional” y estaba compuesto por un video armado por Punset que podrás ver en este enlace:
La Intuición no es irracional
En esa entrada y respecto de lo que de la intuición se expresa en la película, dejé el siguiente comentario que te copio abajo:
“Hola María!
Si definimos la intuición como una guía para la toma de decisiones entre por lo menos un aspecto conocido de las alternativas posibles de elección, que no superen un número muy elevado de variables, las probabilidades de éxito aumentan, naturalmente.
En el caso de las preguntas sobre el número de pobladores de las ciudades (Detroit o Milwaukee) hechas a los estadounidenses, las probabilidades de responder exitosamente, por ser conocidas ciudades de su país, aunque ignorando la cantidad exacta de sus habitantes, la elección fue tomada entre dos alternativas conocidas y en ese caso el resultado posible de éxito por azar se aproxima al 50% (que fue aproximadamente el resultado), sin embargo, al formulárselas a los Alemanes, la opción de elección se redujo a 1 sobre 1 ya que nunca habían oído hablar de Milwaukee, por ello el resultado alcanzó casi el 100%, es decir, las decisión se tomó solo ante la variable conocida (lo que denominó: Cognición Heurística), y por ser la más conocida (al margen de lo que podría interpretarse como “cultura general”) la razón indica que por ello debía ser la más populosa.
Otro tanto sucede ante la cantidad de aciertos en los resultado futbolísticos entre los expertos en ese deporte y los que no lo son, si bien para ambos la posibilidad de acierto es de 1/3 (0.33%) (ganador, perdedor o empate), las situaciones de azar que se manifiestan en el desarrollo del juego (no entre los pronosticadores), equipara las posibilidades de éxito entre ambos.
Las dificultades que se le presentaban al joven para poder llegar a tiempo a la reunión, no estaban en la cantidad de variables por las que debía optar para tomar una decisión, sino en las características de personalidad del sujeto. Actuar en forma resolutiva le permite llegar a tiempo entre el lapso en que sonó el despertador y su arribo a la reunión; cuando actuó en forma dubitativa (las variables eran las mismas) llegó tarde por esta razón, que, por supuesto, se resolvía poniendo el despertador en un horario que sonara más temprano.
En lo que no concuerdo es que este tipo de toma de decisiones, llamadas “intuitivas” deba ser categorizada como “irracionales”.
Las probabilidades de éxito en una toma de decisión, insisto, esta correlacionada al numero de variables entre las que debemos optar, y el “filtro” que usemos para ponderar las más RACIONALES, aunque no sean las más conocidas, o también, a veces, a través de un salto “lógico” por el factor inconsciente que interviene en la determinación, pero no por ello (aunque intuitiva) menos racional.
La solución de problemas que se encuadran en las llamadas acciones paradojales (fuera del sentido común), son paradojales, por salirse de los esquemas tradicionales, pero no por ello irracionales.
Si nos condujésemos en la vida cotidiana solo tomando decisiones mediante INTUICIONES NO RACIONALES (al azar!) las probabilidades de éxito se reducirían, como en los casinos (1/37 números), al 2.7 % y el de fracasos al 97.29 % que es la chance de ganar que tiene la casa!.
Muy interesante tu post!
Besos.
Rik”
Sigo abajo...
Epa...!
Yo suprimí el último cometario, no el anteúltimo...¿que pasó?!
Y fue porque no se publicaba, y cuando se publicó vi que estaba dos veces.
Rik
Oliver Ado:
Gracias, pero cuando leas comenta, por favor.
Salu2:
Rik:
No conozco a María, pero iré a ver su Blog.
Cito a Punset, porque estoy leyendo su último libro. Soy buen armirador suyo desde hace años y me voy comprando los libros que publica.
Buena reflexión estadística. La veré con calma.
Tus comentarios siempre sonmuy enriquecedores.
Salu2:
Rik:
No he tocado tus cometarios, conozco el texto por el correo y luego lo he visto anulado.
Siquieres el texto, te lo remito desde el correo.
Dime...
Salu2:
"Quienes son incapaces de ser felices, ponen mucho esfuerzo y empeño en impedírselo a los demás, para compensar su incapacidad.
Seamos sinceros y transparentes; pidamos disculpas si es necesario, pero vivamos. Intentemos cada día con mas empeño "
Luis he extraído esas dos frases, porque aunque parezcan obvias, sencillas, claras, mcuhas veces es preciso hacer un punto y aparte.
Volver a empezar, desde ese punto y con ese propósito.
Un besito
Hola Luís.
Para comprender ese comentario que dejé en el blog de María deberías ver el video del cual te dejé el link.
No te preocupes por ese accidente, tal vez fui yo quien lo eliminé sin darme cuenta.
Creo que decía algo como que a partir de tus párrafos: “¿Normales?... ¿normales?... pero que es la normalidad,” hasta el final de la entrada, estaba en un todo de acuerdo con tus reflexiones y que te felicitaba por este texto!.
Un abrazo.
Rik
PD: Podé eliminar definitivamente esos “borrones” que hice ¿sabías?. Para que te quede mas prolija la entrada. Cliquea sobre el cesto de basura y te da la opción de hacerlo.
Pocas veces me falla la intuición, aunque no descarto que esto ocurra, pero normalmente acierto con ella.
Conocí a una persona que no fue feliz en su vida porque sus sueños no se llegaron a realizar, y se empeñó en amargar la felicidad de los que tenía cerca, en lo que respecta a la felicidad de parejas, nadie sabía por qué, el día de su funeral me enteré que le pasó y comprendí todo.
Tampoco comprendo a las personas que son felices porque no les falta de nada, o no tienen grandes problemas en sus vidas y sin embargo minimizan los pesares de los demás, olvidando que cada uno es él y sus circunstancias y que a algunos los palos parecen lloverles sin que llegamos a entender que misterios hay en que la vida se cebe con unos más que con otros.
Saludos afectuosos Seriecito.
Carol:
Si tienes intuición, creo que cuentas con una tabla de salvación muy importante.
Lo que le pasa personalmente a cada cual, es generalmente lo mas preocupante, sea de la magnitud que sea. Nadie tiene derecho a evaluar la importancia o no y nadie por supuesto puede hacer una evaluación correcta, salvo uno mismo.
La vida se caba, pero debo de reconocer, que por lo menos en mi caso debo reconocer, que en algunas ocasiones yo he contribuido de forma inadecuada a ese "cebo". Y eso, al menos, si que puede ser cambiado a voluntad.
Salu2:
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