Dice Luis Rojas Marcos, en su libro “Superar la adversidad”: “Aceptar el hecho de que la vida humana está moldeada por imponderables y sigue reglas tan imperfectas e impredecibles como la trayectoria de una hoja al caer del árbol, nos ayuda a sopesar con realismo o distanciamiento emocional los efectos de las desgracias y, por tanto, a no estancarnos en elucubraciones paralizantes pesimistas. La aceptación saludable a la que me refiero no es el conformismo pasivo que anula el sentido del control, la curiosidad y la creatividad, sino el reconocimiento objetivo de que algunas desgracias son inevitables. Esto no implica contentarnos con la miseria y no hacer nada por liberarnos de nuestra desafortunada situación, sino entender la adversidad desde la óptica más amplia, menos personal, que fortifique nuestra motivación para hacer frente a los malos tiempos y luchar pos superarlos.”
“Hacer frente a los malos tiempos y luchar por superarlos”… ¡que fácil!, sobre todo enunciarlo. Siempre pensamos que la situación en la que nos encontramos es especial, y evidencia nuestra poca fortuna. No creemos, que se hayan dado circunstancias parecidas en quienes logran remontar la corriente – como los salmones – y acaban superando sus dificultades; más aún, tendemos a imaginar, que son gentes de mucha suerte. Dejemos esa visión tan personal e impropia y pongamos mas empeño en salir del “bache”, cueste lo que cueste. Casi siempre se puede; venciendo u olvidando; pero en ningún caso dejándonos atenazar.
No es la naturaleza de la “desgracia” lo que impide superarla; es la falta de compromiso y empeño, lo que no permite vencerla. Si vencerla… hay que empeñarse. Si no nos ponemos a prueba, no sabremos nunca el verdadero alcance de nuestras facultades; esas que permanecen latentes, esperando ser requeridas para actuar. Podemos mas de lo que creemos y somos mucho mas fuertes de lo que estamos acostumbrados a “rumiar”.
No es del lamento, de donde sale la fuerza para seguir, no, no es de ahí. Para seguir hay que creer en uno mismo y no dudar de que quien se “compromete” llega. No es de esos pensamientos agoreros, reticentes y recalcitrantes, de donde se obtiene “moral”, es todo lo contrario, ellos lo impiden y nos anclan. Por más que nos empeñemos en compadecernos, no lograremos salir de las circunstancias adversas, sin poner valor y empeño, para lograr que ellas no acaben con nuestra forma de ser o vivir. No esperemos varitas mágicas, ni ayudas externas milagrosas.
Desear una vida placentera de modo permanente y amilanarnos a las primeras de cambio es ceder. Es no reconocer, que solo se alcanza la verdadera felicidad, afrontando retos – que tengan significado – y superándolos. Buscar una vida “plana” en el valle, es rechazar la enorme satisfacción que supone coronar la cima de las montañas que nos rodean; seguro que la vista desde allí nos dará mucho más amplitud de miras, que la visión sesgada de nuestra posición conformista habitual. Intentar, fortalece; conformarse, debilita.
No hay que delegar en nadie nuestra posibilidad de no acertar, ni hay que temer al fallo. Cometiendo errores, que en ocasiones nos provoquen insatisfacción y desasosiego, es el único modo de avanzar. Solo se progresa equivocándose. El progreso no es un camino placentero, vedado solo para unos cuantos elegidos. No, esos que creemos que tienen una gran fortuna, por como aparentemente viven, no están o han estado en todo tiempo exentos de dificultades, nos diferenciamos de ellos, en nuestra pasividad y autocompasión . Ellos no se han quedado en el lamento, ellos han interiorizado que esas circunstancias desfavorables son esperables y han puesto empeño y tesón, para salir del bache. Las han considerado una oportunidad para adquirir fortaleza.
No esperemos que nos saquen, tengamos firme pensamiento en que hemos de salir con nuestra fuerza, que siempre es mucho mas de la que pensamos. Quienes miran con intensidad y reiteración a su ombligo acaban tornándose bizcos… y ese planteamiento tiene escaso futuro. Detenerse, solo para restaurar fuerzas… nada más.
Sin esa firme voluntad, el montículo de la foto, sería hace muchos años arena de playa... y ahí sigue.
Foto: cedida por Nuria de su Blog http://nuria-vagalume.blogspot.com
7 comentarios:
Veamos, todos sabemos que en la vida vamos a tener adversidades, que vamos a sufrir por nuestra causa o causas ajenas, por imponderables.
¿Y porqué lo sabemos?
-Porque lo hemos aprendido.
-Porque lo hemos visto, por conductas aprendidas.
-Porque lo vivimos personalmente.
Las conductas aprendidas juegan un papel muy importante en nuestras vidas.
Por ella, sabemos como reaccionar en cada momento: acción-reacción.
Pero quizás hasta pasado un tiempo, cuando el resultado de esa acción-reacción, nos dañe personalmente, no aprendamos a modificar la conducta.
No aprendamos que las cosas se pueden hacer de otra forma.
De padres conformistas, derrotistas, negativos, sufridores, es muy difícil que expontaneamente, salgan hijos henchidos de valor y arrojo...
Y la familia, es el núcleo de la sociedad...
No no nos engañemos, la postura más cómoda es la
horizontal, plana, sin altibajos...
Esperar que las cosas sucedan solas...
O que las hagan los demás
No calentarse la cabeza...
Pensar... Otra molestia.
Así, que una vez hechas todas estas consideraciones, si somos capaces de ver todas estas cosas, nos podemos considerar afortunados, pero, eso implica que tenemos que pasar a la acción.
Seamos los primeros en hacer esos cambios, desde dentro de nosotros, llevarlos a la práctica y, procurar que sea nuestra forma habitual de vida, de forma que nuestro entorno, aunque sea por mimetismo, nuestros hijos, nietos, aprendan que hay otra forma de hacer las cosas.
Quizás asi, la sociedad vaya cambiando...
Será ...¿ mucho soñar?
Hola Luís!.
Excelentes tus reflexiones y tu metáfora del “morro” en la playa!.
No tengo nada que agregar salvo una asociación de tus palabras con un personaje - que tal vez no te resulte muy feliz que haga - cuando intentaba levantar la moral de sus tropas: el Comandante Ernesto “Che” Guevara; aunque muriera en el intento de sus objetivos.
He leído algunas de sus arengas y es lo que me trasmite tu escrito.
Un abrazo.
Rik
Luna:
Un sueño, es el principio de cualquier acción, diferente y nueva.
Sin soñar, todo seguiría igual. Los que no sueñan, avanzan menos.
Ojala, sigamos soñando... siempre.
Salu2:
Alejandro:
efectivamente, seguir es el camino... pararse es retroceder.
Salu2:
Rik:
no me molesta la cita de "Che".
Cuando yo estudiaba era uno de los referentes ideológicos contestatarios. Se vendió mucho su diario, del cual tengo un ejemplar.
No vino mi inspiración por ese derrotero, o al menos así lo pienso, hace muchos años que lo leí.
Salu2:
Este post no tiene desperdicio Seriecito, has elegido un texto con el que estoy completamente de acuerdo así como con tu comentario y estoy de acuerdo en lo que le dices a Luna, soñar es el primer paso para llegar a una realidad y hay sueños que se cumplen porque nos empeñamos en ello y ponemos todo lo tenemos y más en conseguirlo, sin hacer caso a los agoreros que nos quieran bajar de nuestras objetivos tan deseados, de nuestras ilusiones.
La vida es una lucha que debemos hacer dulce y llevadera, intentar conseguir causas justas dice mucho de almas nobles.
Muchas gracias por este post, es un bálsamos para ciertas heridas que nos hacemos sin querer, porque vivimos.
Saludos afectuosos.
Carol:
Comparto totalmente tu comentario.
Sin soñar... mal lo tenemos... poco progresaremos.
Vivir, sin tener "averías" es una utopía, pero además sin ellas poco habríamos avanzado.
Me alegro mucho de tu visita y comentario.
Salu2:
Publicar un comentario