domingo, 15 de noviembre de 2009

Verborrea

Dice Arthur Shopenhauer, en su libro Parerga y Paralipómena, escritos filosóficos menores: “Si guardo silencio sobre mi secreto, éste es mi prisionero; si dejo que salga por mi boca, su prisionero soy yo. Del árbol del silencio cuelgan los frutos de la paz”.

Vaya, vaya… y nosotros presos de esa verborrea inicipiente, que no nos deja tiempo ni para respirar. Somos enlazadores de palabras, como si fuera un tornillo sin fin, no importa el tema, la posición es: “dame la palabra, que ya no te la devolveré”.

Pasamos la mayoría de nuestro tiempo hablando de forma convulsiva, somos un torrente de locuacidad, imparable y debastador, con el que arrollamos sin pudor a todo el que se presenta. Nuestra necesidad de hablar mucho y escuchar poco o nada, es irrefrenable. Yo creo en el fondo, que es una forma que aplicamos para clasificar a nuestras amistades, es evaluando lo que nos escuchan (siendo mas apreciados los que mas lo hacen… claro).

No estaría mal, si en esa carrera sin fin, no contásemos lo que interesa y lo que no; no pusiéramos de manifiesto aquello que tiene relevancia y lo que es superfluo; en definitiva no perdiéramos el control, en el fragor imparable de nuestra retórica y acabáramos pronunciado la frase que nos traerá irremediablemente muchos problemas, a la sazón: Te voy a contar una cosa si me prometes, que no se lo contarás a nadie…, como la respuesta mas frecuente es: tranquilo, de mi boca no saldrá…siempre erramos.

Ya hemos plantado la semilla del árbol de los problemas, ya nos hemos constituido en rehenes de nuestras palabras, pero además, de forma voluntaria. Y es que nos pierde el “palique”. Callar cuando la injusticia es evidente, es consolidarla, pero hablar y hablar y en el fragor de esa “batalla”, contar y contar lo que es impropio de una comunicación equilibrada, es un buen comienzo para sentirnos mal en breve.

Es muy saludable comunicarse, incluso necesario para fortalecer el equilibrio; compartir es francamente reconfortante, pero “machacar” a nuestras amistades con un “bombardeo” imparable de frases retóricas y con una arrolladora intención de colocar el mayor número de palabras, cuando no todas; es una falta de respeto, que está fuera de lugar.

No nos lamentemos de que no nos escuchan los demás, de que revelan nuestros “secretos”, de que no se dejan conocer bien; no nos lamentemos; somos nosotros quienes lo propiciamos, no les dejamos espacio ni tiempo. Que desperdicio de fuerzas, lo pagaremos caro sin duda.

No saber hablar con la mirada, no practicar el enriquecimiento que aporta la escucha atenta e interesada, no ser generoso buscando siempre ser el epicentro; cansa, separa y no suma… solo resta.
N.B.: Foto de Arthur Schopenhauer, con el cabello erizado, después de vernos hablando.

6 comentarios:

MARU dijo...

-"Muchas veces las cosas no se le dan al que las merece más. sino al que sabe pedirlas con más insitencia!...

-Los hombres vulgares han inventado la vida en sociedad porque les es más fácil soportar a los demás, que soportarse a sí mismos"
Arthur Schopenhauer,

Desde luego, este filósofo de finales del siglo XVIII, tenía una colección de frases muy interesantes.Por eso,era filósofo.

Aunque tiene razón, en la esencia, las cosas han cambiado mucho,
Siglo y medio más tarde, estamos en la era de la comunicación de la palabra, de la inmediatez.

Antes, desde los filósofos de la antiguedad, que cultivavan el arte del pensamiento, de la reflexión...
el tiempo era su mejor aliado.
Pero hoy dia, las cosas han cambiado mucho...

En cualquier trabajo, las decisiones han de ser rápidas, intuitivas, con la mente bien adiestrada, entrenada...

El orador además de escribir-hablar bien, ha de ser rápido en las respuestas y ágil mentalmente.

El comercial, el médico, el profesor, el letrado, el juez, el aspirante a un puesto de trabajo....

Agilidad mental, rapidez, vocabulario fácil y fluido...

Otra cosa, son las relaciones personales, distendidas, donde no se "juega uno nada" ...¿difícil, verdad?... donde, se puede utilizar la calma, la EDUCACIÓN, la CORTESIA...

De todas formas, el arte de la conversación se está perdiendo.
Porque es un arte...
Besitos

Carol dijo...

Lo siento Seriecito, pero yo soy una persona callada a la que le gusta más oír que hablar, ahora me he soltado bastante porque los años quitan bastante la timidez pero cuando era una niña, incluso cuando era jovencita no había quién me sacara una palabra era muy callada, demasiado.

Te puedo decir que en los examenes orales no podía articular palabra mientras que en los escritos me explayaba por lo que algunos profesores se han acercado a mí para ver si copiaba porque no podían entender el contraste tan grande entre un examen y otro, o cuando preguntaban la lección. Siempre salía perjudicada en la nota media.

Algunos, considerados ellos, pudieron comprobar que me merecía mejor nota pero...

Y que somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras es tan cierto como que el sol nos alumbra, también lo somos de lo que escribimos por eso...

Saludos afectuosos.

L.N.J. dijo...

Recuerdo siempre una frase que me decía mi padre : " El que habla demasiado, sin sentido, y es inoportuno; nada tiene que decir ".

Mil veces me lo repetía, y lo más generoso de él, fue su ejemplo.

Pero fíjate que curioso que mi madre se solía expresar de otra manera:

" El que calla y obedece, jode tres veces ", porque claro, las intenciones de callar eran para otras circunstancias.

Un tema interesante y da mucho que hablar ¿no te parece?...
O lo mantenemos mejor, en nuestro silencio, donde la asertividad es la mejor consejera.

Saludos.

seriecito dijo...

Luna:

Si todo ha cambiado mucho, pero no obstante mejor nos iría si pensasemos siempre que quenemos dos oidos y una boca, lo que debería representar que escuchasemos el doble de lo que hablamos.

No obstante, sí, actualmente el "dinamismo y la prisa" son los parámetros habituales, poco "reposo" y mucha tensión.

Salu2:

seriecito dijo...

Carol:

Los exámenes orales son el "temor" de casi todos, no te sientas sola en ese entorno, hay muchas personas que les pasa lo mismo.

No obstante, eso es una de las asignaturas pendientes de la enseñanza, sobre todo la universitaria. Se "premia" la respuesta y se fomenta muy poco, muy poco, la pregunta, y lo que debería potenciarse es la partipación activa.

Francamente, me cuesta mucho "porvocar" a mis alumnos para que participen acivamente, cuando lo estoy consiguiendo, se acaba el semestre. Califico esta práctica de preguntar, con el 10 % de la nota final. Cuando da resultados las clases son otra cosa, el progreso es potenciador para todos.

Me alegro de que te hayas "abierto" más, la verdad es que escribiendo me gustas mucho.

Salu2:

seriecito dijo...

L.N.J.:

Si efecivamente, el equilibrio es esencial, difícil de obtener, pero hay que procurar para conseguirlo.

El final de tu escrito es excelente, muy bueno.

Salu2:

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