Esperamos siempre ayudas de los que nos rodean, pero la verdad es, que pocas cosas importantes e incluso menos importantes de nuestra vida, pueden ser resueltas por otras personas, aunque nos cueste asimilarlo, cuanto mas relevante es un asunto, se reduce la probabilidad de que nos la faciliten los demás.
Confiar en ejecuciones externas a nosotros, esperar que alguien nos saque de nuestro embrollo, es dirigirse hacia la frustración; recibir ayudas y potenciarnos con los apoyos externos, sin duda es bueno, pero siempre que tengamos claro que la responsabilidad final es nuestra y no de los otros.
Delegar en familiares y/o amigos la resolución de asuntos importantes, es posicionarse en el problema de modo impropio, somos nosotros, quienes tenemos que poner esfuerzo y empeño y no aplicarnos a influir en los demás para que resuelvan lo que nos concierne. Porque suponiendo que tengamos éxito y todo nos vaya bien, que es lo que pasará el día que no podamos contar con estos apoyos benefactores, ¿sucumbiremos?.
Resolver las cosas importantes por esfuerzo propio, es una forma de potenciarse de modo imparable, es situarse en el plano adecuado, somos nosotros quienes tenemos, que marcar el camino y resolver las encrucijadas, no podemos esperar que alguien, por muy allegado que sea, nos lleve a buen puerto.
Depender de los demás para ser feliz, es buscar un equilibrio muy inestable, si esperamos que nos traigan las soluciones, acabaremos con las manos vacías. No busquemos permanentemente que cambien los otros, que reconozcan nuestra necesidad y se apliquen a solventarla; antes bien, cambiemos, empujemos y si alguien se coge al “rebufo” bien, y si no, pues a seguir empujando, solos si es necesario, es nuestra vida, no la de los demás.
La distancia entre lo que somos y lo que desearíamos ser, la hemos de solventar nosotros, poco a poco o mucho a mucho, pero nosotros. Cuando la voluntad propia no se dirige al cambio positivo, uno no debe refugiarse en la crítica, hacia quienes creemos, podrían colaborar y no lo hacen, esa postura es egoísta y poco comprensiva, porque los demás también tienes sus problemas.
Las cosas importantes en nuestra vida, suceden como consecuencia de nuestras acciones… no se lo que hacemos tanto tiempo en posición contemplativa…si ni siquiera estamos en una puesta de sol.
Confiar en ejecuciones externas a nosotros, esperar que alguien nos saque de nuestro embrollo, es dirigirse hacia la frustración; recibir ayudas y potenciarnos con los apoyos externos, sin duda es bueno, pero siempre que tengamos claro que la responsabilidad final es nuestra y no de los otros.
Delegar en familiares y/o amigos la resolución de asuntos importantes, es posicionarse en el problema de modo impropio, somos nosotros, quienes tenemos que poner esfuerzo y empeño y no aplicarnos a influir en los demás para que resuelvan lo que nos concierne. Porque suponiendo que tengamos éxito y todo nos vaya bien, que es lo que pasará el día que no podamos contar con estos apoyos benefactores, ¿sucumbiremos?.
Resolver las cosas importantes por esfuerzo propio, es una forma de potenciarse de modo imparable, es situarse en el plano adecuado, somos nosotros quienes tenemos, que marcar el camino y resolver las encrucijadas, no podemos esperar que alguien, por muy allegado que sea, nos lleve a buen puerto.
Depender de los demás para ser feliz, es buscar un equilibrio muy inestable, si esperamos que nos traigan las soluciones, acabaremos con las manos vacías. No busquemos permanentemente que cambien los otros, que reconozcan nuestra necesidad y se apliquen a solventarla; antes bien, cambiemos, empujemos y si alguien se coge al “rebufo” bien, y si no, pues a seguir empujando, solos si es necesario, es nuestra vida, no la de los demás.
La distancia entre lo que somos y lo que desearíamos ser, la hemos de solventar nosotros, poco a poco o mucho a mucho, pero nosotros. Cuando la voluntad propia no se dirige al cambio positivo, uno no debe refugiarse en la crítica, hacia quienes creemos, podrían colaborar y no lo hacen, esa postura es egoísta y poco comprensiva, porque los demás también tienes sus problemas.
Las cosas importantes en nuestra vida, suceden como consecuencia de nuestras acciones… no se lo que hacemos tanto tiempo en posición contemplativa…si ni siquiera estamos en una puesta de sol.
13 comentarios:
Luis, yo creo que pedir ayuda, no es pedir que te resuelvan los problemas
Muchas veces, tenemos ante nosotos una encrucijada, y tenemos que tomar una decisión, pero las dudas, los nervios, nos impiden ver con claridad.
Y pedimos ayuda, oíos la opinión de alguien, dede fuera, y seguramente, nos ayudará aunque sea a pensar en voz alta.
Podemos pedir ayuda, porque necesiteos un abrazo, una caricia, un cariño, una palmadita en la espalda, un !Adelante! estoy aqui...
No te preocupes, aunque te equivoques, estaré aqui.
Aunque la decisión final sea tuya, el trabajo lo tengas que hacer tu, Luis
Pero si tienes la tranquilidad de tener a tu lado, siempre, alguien que te vá a tender la mano, te va a dar un abrazo, vá a reforzar el ego, te va a hacer sentirte fuerte, acompañado...respaldado, todas las decisiones son más fáciles.
Creo que nunca debemos de dejar de pedir ayuda, cuando haga falta.
Eso establece un eslabón de comunicación y fuerza, que poco a poco conforman una cadena de apoyos en la vida.
Eso si... A Dios rogando, y con el mazo dando!!!!!
Un besito
Luna:
Sí tienes razón, pedir ayuda siempre. Yo me refiero a nuestra tendencia a esprar que los demás resuelvan lo nuestro. No efectivamente a pedir ayuda y dejarse ayudar, esto siempre, para eso están los amigos.
Salu2:
El dejar nuestros asuntos en manos ajenas lleva a la larga a la inseguridad. Nada te hace confiar más en tí mismo que el saberte capaz de afrontar lo que te venga.
Esto no está reñido con tener amigos y contar con ellos, no esperando que te resuelvan el problema, si no recibiendo su cariño y apoyo.
Salud.
Se puede pedir consejo en momentos de indecisión, pero siempre hay que responsabilizarse de los actos... y de la inactividad.
Buenos días Luís!!!
Cuando leo tu escrito, tengo la sensación que estas refiriéndote a una actitud “omnipotente” de que podemos afrontar todo lo que se nos presenta en la vida, sin necesidad de ayuda externa.
De hecho no podríamos evolucionar como individuos, socialmente integrados, si no hubiéramos tenido una ayuda exterior: para caminar, hablar, leer, aprender un oficio o profesión, etc. (creo que leíste en mi sitió el caso de las hermana Amala y Kamala que eran dos niñas “Homo Ferus”); y no solamente para cuando necesitamos un hombro sobre el que llorar, o un pecho para refugiarnos de la angustia.
Claro está que luego, leyendo tu respuesta al comentario de Luna, me doy cuenta que te estas refiriendo a otra cosa.
Intuyo que te estas refiriendo a tener una actitud de “comodidad”, y esperar que lo que nos incumbe resolver, lo hagan los demás por nosotros.
Esta actitud nos puede producir la gratificación de observar que las cosas se obtienen auto-aplicándonos la “ley del menor esfuerzo”; pero tendíamos que tener una buena dosis de “hipocresía” si nos quisiéramos arrogar el mérito de lo que se ha logrado.
Muchas veces, estas características de personalidad, no devienen de una intención de hacernos los “vivillos” para que los demás hagan las cosas por nosotros, sino que provienen de actitudes sobreprotectoras de nuestros padres, o figuras cercanas, que nos criaron diciéndonos: “deja…, deja que yo te lo hago!”.
Uffff…., he visto muchas situaciones de ese tipo. Y lo que los padres no entienden, es que esa actitud - que ellos interpretan como gestos de amor hacia los hijos -, lo que producen es una atrofia de sus propias capacidades para resolver problemas, que luego, en la adultez, se refleja en ese tipo de personas que, insisto, no lo hacen adrede, sino que realmente no saben cómo afrontar obstáculos.
Saludos.
Rik
DEPENDE DE CADA SITUACION PEDIR AYUDA ES BUENO PORQUE DESDE FUERA SE VEN MEJOR LAS COSAS
POR OTRO LADO HAY QUE EMPEZAR POR NOSOTROS MISMOS PARA SOLUCIONAR NUESTROS PROPIOS PROBLEMAS Y LUEGO SE NOS PUEDE AYUDAR, BUENO QUE ME LIO UN TEMA MUY INTERESANTE
Hola, estoy aqui de nuevo.
Bueno, creo que a lo mejor, eso también, como dice Ricardo, forma parte de nuestra personalidad, de nuestro aprendizaje.
Yo es que ni me imagino pidiendo a nadie que resuelva mis problemas!!!!
Más bien por mi recorrido de vida, soy proclive a ofrecerme a hacerlo, o facilitarlo con los demás.
En todo caso, mis problemas, las grandes decisiones que he tenido que tomar en la vida, las he tomado en consenso con mi pareja, ya que normalmente si son grandes decisiones, han de afectar a nuestra vida común. Y vice-versa.
Pero luego, cada uno a cumplir su parte.
Creo que además es algo que debemos inculcar en nuestros hijos, y...el movimiento se demuestra andando.
Un besito
Nadie te puede resolver tus problemas, para empezar si tú mismo no los abordas. Pero sí estoy de acuerdo con vosotros, en que a veces se necesite ese "plus" de ayuda porque es posible que haya determinados momentos en que nosotros no nos encontremos con la suficiente fuerza o claridad.
Bicos
Valentina:
Efectiamente, ir resolviendo es una de mejores formas de tomar seguridad. Por contra esperar que resuelvan otros es una fuente inmensa de insatisfacción.
Salu2:
Neurotransmisores:
Así es. Ese es el buen planteamiento.
Salu2:
RiK:
Si me refiero a esa actitud de "comodidad".
Esa posición es la que hay que corregir, pensar que alguien resolverá por nosotros es una posición francamente nociva.
Tienes mucha razón, la educación recibida es propiciatoria y condiciona mucho. Esas actitudes familiares tan "protectoras" no ayudan y generan muchos problemas en el futuro.
Coincido contigo Rik.
Salu2:
Nuria:
plus el que haga falta. Para eso están los amigos y la familia.
Siempre, eso no se puede dejar, ayuda y reconforta. Pero la responsabilidad siempre es nuestra y la solución de los problemas nuestro compromiso.
Salu2:
Luis
Publicar un comentario