La mayoría de nuestras preocupaciones cotidianas, las provocan asuntos triviales. Cuando las acciones u omisiones de las personas que nos rodean, nos producen molestia, es en principio, porque pensamos que están ejecutados, en especial para nosotros, cuando a poco que profundicemos, nos daremos cuenta que actúan del mismo modo, con carácter general, es decir, son así.
No son intrínsecamente, los acontecimientos o a las acciones ajenas desfavorables, las que nos producen tribulación y desasosiego, son los “adornos” que nos procuramos, con los análisis vertiginosos de nuestra mente. Somos nosotros los que los engrandecemos y los colocamos en posición de insoportables.
Nuestra predisposición es siempre reaccionar, colocarnos en posición “firme” para afrontar la “terrible” circunstancia de turno; cuando deberíamos entrenarnos para pensar y analizar en primer lugar y delimitar cual debe ser el grado de nuestra respuesta. Seguro que en la mayoría de las ocasiones, se desvanecería la relevancia. La mayor parte de los problemas e insatisfacciones, los provocamos nosotros, con reacciones inadecuadas a las trivialidades que nos acontecen.
Es la palabra a destiempo la que nos juega malas pasadas, una reacción inadecuada, es tan nociva como una agresión verbal deliberada. Tener la cabeza fría, distanciarnos del acontecimiento perturbador, pensar en su verdadero alcance y luego decidir actuar o no, seguro que nos libra de muchos disgustos innecesarios. Utilizar el sentido común, con la mente en reposo, es la clave para evitar sinsabores. Otro antídoto, que nos evitará disgustos, es hacer lo que aconsejaríamos que hiciese a un amigo/a, en situación similar.
El enfrentamiento abierto, no es la mejor forma de resolver conflictos, una vez comenzado, se activan resortes ajenos a la cuestión en litigio y la discusión acaba siendo absolutamente espuria. Poner empeño en el acuerdo, en lugar de dejarse llevar por los motivos de desacuerdo, es un buen planteamiento; aunque parezca que se pierde, se acaba ganando y mucho. Cualquier enfrenamiento es un derroche de tiempo y energía, absolutamente inútil. Después de la discusión, aun ganando, nunca estaremos satisfechos y relajados.
Es mucho mejor evitar que surjan problemas interpersonales, que tratar de resolverlos luego. Soslayar los posibles retos verbales ajenos, que llevan a conflicto, no es un signo de debilidad, muy al contario solo son capaces de hacerlo, los que son verdaderamente fuertes e inteligentes.
Hay que convivir con los demás, no contra los demás, incluso aunque ellos se empeñen en lo contrario. Evitar la confrontación es el objetivo, “sumar” es la meta.
Hagamos como las farolas, son efectivas en momentos de obscuridad, pero en la claridad del día son irrelevantes.
No son intrínsecamente, los acontecimientos o a las acciones ajenas desfavorables, las que nos producen tribulación y desasosiego, son los “adornos” que nos procuramos, con los análisis vertiginosos de nuestra mente. Somos nosotros los que los engrandecemos y los colocamos en posición de insoportables.
Nuestra predisposición es siempre reaccionar, colocarnos en posición “firme” para afrontar la “terrible” circunstancia de turno; cuando deberíamos entrenarnos para pensar y analizar en primer lugar y delimitar cual debe ser el grado de nuestra respuesta. Seguro que en la mayoría de las ocasiones, se desvanecería la relevancia. La mayor parte de los problemas e insatisfacciones, los provocamos nosotros, con reacciones inadecuadas a las trivialidades que nos acontecen.
Es la palabra a destiempo la que nos juega malas pasadas, una reacción inadecuada, es tan nociva como una agresión verbal deliberada. Tener la cabeza fría, distanciarnos del acontecimiento perturbador, pensar en su verdadero alcance y luego decidir actuar o no, seguro que nos libra de muchos disgustos innecesarios. Utilizar el sentido común, con la mente en reposo, es la clave para evitar sinsabores. Otro antídoto, que nos evitará disgustos, es hacer lo que aconsejaríamos que hiciese a un amigo/a, en situación similar.
El enfrentamiento abierto, no es la mejor forma de resolver conflictos, una vez comenzado, se activan resortes ajenos a la cuestión en litigio y la discusión acaba siendo absolutamente espuria. Poner empeño en el acuerdo, en lugar de dejarse llevar por los motivos de desacuerdo, es un buen planteamiento; aunque parezca que se pierde, se acaba ganando y mucho. Cualquier enfrenamiento es un derroche de tiempo y energía, absolutamente inútil. Después de la discusión, aun ganando, nunca estaremos satisfechos y relajados.
Es mucho mejor evitar que surjan problemas interpersonales, que tratar de resolverlos luego. Soslayar los posibles retos verbales ajenos, que llevan a conflicto, no es un signo de debilidad, muy al contario solo son capaces de hacerlo, los que son verdaderamente fuertes e inteligentes.
Hay que convivir con los demás, no contra los demás, incluso aunque ellos se empeñen en lo contrario. Evitar la confrontación es el objetivo, “sumar” es la meta.
Hagamos como las farolas, son efectivas en momentos de obscuridad, pero en la claridad del día son irrelevantes.
Foto: Xativa (Valencia).
19 comentarios:
Estoy muy deacuerdo en todo lo que dice, de hecho siempre procuro serenar mi mente antes de actuar, pero ¡Cuán difícil resulta llevarlo a la practica!. Saludos.
Gloria.
Luis, participo totalmente de tus pensamientos.
La violencia es una espiral. La confrontación tambien, las discusiones, etc. etc.
En la vida, todo lo que actúa como un boomerang, además de infructífero, daña a las dos partes.
Y eso no se llama convivencia.
Hay mucha gente de todo cualquier cosa, su reacción es "echar un pulso"
Y otros, que dedican su vida ser guardianes de la actuación ajena...
de la vida de los demás.
Eso además de que no enriquece en absoluto a nadie, es frustante y poco practico.
Como bien dices: La norma está escrita hace muchos años. No desear o pedir al prójimo lo que no nos pedimos a nosotros mismos.
La vida es mucho mas sencilla....
Gloria:
Si, resulta dificil, pero hay que intentarlo siempre.
Salu2. gracias por tu visita.
Luna:
Bueno, en realidad en mi post, me quedo en un estadio mas liviano, cosas triviales que acaban afectándonos por extrapolación nuestra.
Pero también estoy de acuerdo con lo que tu dices, la violencia y la confrontación no es buen camino.
Salu2:
Hola Luis!
No puedo esta menos que de acuerdo en lo que expones cuando de SITUACIONES TRIVIALES se trata.
Es más, la mayoría de las veces son las trivialidades las que despiertan conflictos, creemos que el “mundo se viene abajo”, nos generan sentimientos “catastróficos”, y despiertan en nosotros el lado más “bestial” llevando estériles discusiones hasta puntos insospechados.
Claro está que deberíamos definir a qué nos referimos con SITUACIONES TRIVIALES, y ahí, con seguridad, nos meteremos en un lío, porque para lo que para mí no lo son, para vos, quizás sí.
Yo suelo definir, en el plano personal, que son trivialidades aquellas acciones de los demás que NO IMPIDEN mi desarrollo como individuo, mis aspiraciones, mi espontaneidad, mi deseo de decir lo que se me plazca en tanto no ofenda a nadie, mi libertad para elegir, para decir NO a lo que no estoy dispuesto a hacer, que no afecten a mi autoestima y valoración de mi persona, y varias situaciones más. Ahora, si los comportamientos ajenos, dificultan o impiden (injustamente, porque no los afecta a ellos personalmente) esos derechos, no creo que sea una buena estrategia alejarse y callar para evitar conflictos (sin que con ello este diciendo que las cosas se resolverán por medio de la violencia verbal o física).
Estoy por retirar un artículo que trató algo de lo que estas mencionando, no se si lo habrás leído, pero noto nuevamente una coincidencia en nuestras temáticas de entradas… insisto con los fenómenos parapsicológicos…jajaja!
No porque las farolas sean irrelevantes de día debemos quitarlas, ya que llegada la noche, de haberlo hecho, nos encontraremos a oscuras!
Un abrazo
Rik
No sé si he captado el espiritu de tu post, pero yo lo resumiría con el refran de "A palabras necias, oidos sordos"
Y asi, no dandonos por aludidos, evitamos la confrontación y que se nos dispare la mala leche(con perdón).
Claro, siempre hablando de cosas triviales y de esas personas que estan para molestar por acción u omisión, para cosas mas graves, no hay que callarse ni pasar nunca.
Creo.
Al menos yo no puedo.
He puesto en mi blog una peli de Cineforum, que trata un tema del que hablamos aqui ya.
De ser diferentes, originales, pioneros de algo aun en contra del mundo que nos rodea ¿lo has visto?
Besitos desde Denia, Luis
Hay veces que por un comentario trivial que nos podíamos haber ahorrado, empieza una discusión que puede llegar a ser seria, y automáticamente llega el arrepentimiento por haberla pronunciado pensando que mejor hubiese sido no decir nada porque se puede peder más en una discusión que en dejar pasar algo que no nos gustó como se dijo o no supimos interpretar, o dijimos de buena fe.
En fin, ser condescendientes en lo trivial demuestra generosidad, en las cosas más importantes hay quedejar bien clara la postura, pero si es posible sin enfrentamientos, hablar con educación, sin enojos que a nada bueno conducen.
Saludos afectuosos Seriecito.
Cierto, deberíamos tener esa capacidad de análisis instantáneo y saber cuándo debemos responder y cómo, pero a veces esa respuesta, por múltiples razones que tienen que ver con el ánimus del momento, se nos va de las manos.
Lo mejor sería hacer tal cual tú dices, evitaríamos muchos disgustos...pero hay veces que, cuando se suceden unas cuantas trivialidades mal transmitidas o mal entendidas, el quicio de nuestro equilibrio personal, a la hora de reaccionar a esas vicisitudes triviales, tiende a salirse de su sitio...
Tienes razón Luis, si todos actuáramos como dices habría muchos menos conflictos familiares, sociales, etc...pero un mal día lo tiene cualquiera. Y de ese mal día puede que nos arrepintamos el resto de nuestras vidas...
Tu entrada me ha ayudado a pensar y reflexionar sobre este asunto, y a hacer una análisis de cuáles son mis reacciones...creo que tengo un gran trabajo que hacer sobre mi persona. Gracias por tus buenas ideas que siempre ayudan a clarificar las propias.
Saludos.
Como siempre un placer leerte, Seriecito.
Rik:
Me anoto muy bien la definición de trivialidades, me parece excelente.
También estoy de acuerdo contigo, no hay que dejarlo pasar todo, pero por contra en muchas ocasiones, somos de los que no dejamos pasar nada y somos nosotros los que engrandecemos los acontecimientos e incluso los convertimos en importantes, cuanod son trivialidades.
Ahí incide mi escrito, a ese tipo de circunstancias, cotidianas y frecuentes.
No recuerdo haber leído el artículo que mencionas. Lo buscaré y te comento.
Bueno eso de la parapsicología no me llega muy dentro aunque acontecimientos excepcionales y no homologables los hay.
Efectivamte Rik, cada cosa a su tiempo aunque no nos alumbren de día harán falta por la noche y ese era el sentido.
Rik, gracias por tu visita.
Salu2:
Tere:
No he podido ver tu peli, pero la veré, te comento.
Creo que el sentido de mi escrito lo has situado bien.
Salu2:
Carol:
Así es, por ahí va el sentido de mi escrito.
De acuerdo con tu comentario.
Salu2:
A veces influye nuestro estado de ánimo, o las condiciones que nos rodean, no es fácil, pero un buen ejercicio es el que propones, ponerse en otra situación.
y diálogo, mucho diálogo, que últimamente se ejercita poco.
PD. Bien por la foto
Nuria:
efectivamente. como ves me he animado a poner fotos.
Como tudices todo es empezar.
Salu2:
Alejandro:
efectivametne.
Salu2:
Tenemos la mala costumbre de tirar balones fuera y culpar a los demás de los conflictos que rodean nuestra vida, cuando en última instancia somos nosotros los más directos responsables de lo que nos pasa.
A veces hay que pararse y decir por aquí no, pero incluso esto se puede hacer con respeto y educación.
Y si un momento de calentón resulta inevitable, somos humanos chico, las disculpas y la mano tendida son la mejor medicina para que pase pronto y sin consecuencias profundas.
Hacía tiempo que no venía. No sé como ha podido ocurrir. Te traspapelaste entre mis favoritos.
Interesante como siempre, seriecito.
Un saludo afectuoso.
Valentina:
Tirar balones fuera nunca ha sido buena solución.
Me alegro de que hayas vuelto.
Salu2:
Seriecito, seguramente no tienes tiempo para este juego, pero yo te incluyo en mi lista para estos cariñosos envios. Espero que lo entiendas.
Saludos.
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Pasa este osito a las personas que quieres muchísimo y no quieres que cambien nunca. (espero recibir el osito).
Si recibes entre 2-4 ositos te quieren
Si recibes entre 4-8 ositos te quieren mucho
Si recibes entre 8-10 ositos te quieren muchiiiisimo
Espero qe yo sea una de ellas!!
Besos.
Seriecito,
Supongo que andas muy liado con los examenes y notas de fin de curso ¿no?
Nada, solo pasaba por aqui a verte, y a saludarte.
Besets
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