Dice José Antonio Marina en su
libro “El aprendizaje de la sabiduría”:
“Aparecen aquí algunas características de ese saber que estamos buscando:
Conocer la realidad, aprovechar los conocimientos científicos, tener una idea
clara de los valores morales, y saber aplicar todo esto al caso concreto. Y
todo ordenado a dirigir el comportamiento en dirección a la convivencia feliz y
digna.”
Nuestro proyecto de éxito en la
vida - aunque sorprenda -, no es hacer grandes cosas; ni tomar decisiones
importantes en el ámbito de la empresa o de la cosa pública; ni siquiera es ser
reconocido por la calle por cualquier transeúnte, que certifique con ello nuestra
fama; ni tampoco acumular objetos y propiedades… Nuestro verdadero proyecto en
la vida es ser felices y dignos.
Vivimos tiempos donde el éxito
lo confieren los que nos rodean, en virtud al número de atributos externos que
poseemos. Hemos pasado con gran rapidez, a adquirir objetos, no en función de
la utilidad, sino del “status” que confieren. En ocasiones ni siquiera nos
aprovecharemos de todas sus posibilidades, limitándonos más a la exhibición,
que al uso.
Lástima que cosechemos con
ello, más vacío que plenitud. Nadie tiene que decirnos que hemos de hacer o no,
para ser felices; somos solo nosotros quienes estamos capacitados para
determinarlo. Éste debería ser nuestro objetivo principal, sin la sola
limitación de la dignidad.
Quienes se sienten satisfechos
cuando perciben la aprobación social, basada en cuestiones absolutamente
banales, no se percatan que siguen la senda que lleva a la infelicidad.
La dignidad no se compra. Si se
es digno, en nuestras relaciones, seguramente también se es feliz. Los objetos
útiles y/o superfluos, si se pueden comprar. Pero la posesión, en si misma, es
un espejismo de la felicidad. Quienes
buscan la felicidad poseyendo, acaban obteniendo el efecto absolutamente
contrario.
4 comentarios:
Decía Alex Rovira que hubo un tiempo en que "pedíamos prestado el dinero que no teníamos, para comprar lo que no necesitábamos, para impresionar a quién apenas conocíamos". Tus palabras me lo han recordado, que perdidos estamos en medio de nuestro engreimiento...
Somos como pacientes a los que el medico les recuerda que si siguen consumiendo dulces terminaran diabeticos, y aún así fingen desconocerlo y hacer lo opuesto.
Yo sinceramente creo, siguiendo con la metáfora, que las enfermedades que no nos matan nos hacen mas fuertes.
Saludos.
Flori.
Flori:
Buena cita, me gusta Alex Rovira.
Tienes toda la razón en tu comentario y lo peor es el fingimiento que tu señalas, es como si no quisiéramos modificar nuestros comportamientos erróneos.
Gracias por tu visita y comentario.
Salu2:
Cuanta razón hay en tus palabras
la posesión no es signo de
riqueza, ni de felicidad, ni
menos aún de respeto para con
nadie. muy acertada tu entrada
en estos tiempos.
buena semana
Gracias por tu visita Paco.
Me gusta que coincidamos.
Salu2:
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