
Tenemos un temor, casi insuperable, a preguntar, estamos mas dispuestos a dudar, que a preguntar. Todo viene, porque independientemente de nuestro grado de timidez, pensamos que nuestra cuestión, será trivial y que al plantearla nos pondremos en evidencia, señalando nuestra ignorancia.
Lo primero, que deberíamos de interiorizar es, que no hay correlación entre una pregunta estúpida y una mente estúpida. Nuestra segunda posición debería ser, observar con detenimiento, como generalmente quienes tienen éste tipo de mentes, suelen tener respuesta para todo, no necesitan preguntas, lo saben casi todo, mientras cuánto mas inteligentes son las personas, seguramente más preguntas estúpidas formulará. Si queremos aprender de verdad, sea cual sea el tema, hagamos preguntas, sin ningún temor, pensemos, que si nuestro interlocutor es inteligente, él no lo considerará un absurdo, más bien las acogerá con todo respeto.
La historia está preñada de grandes descubrimientos a partir de planteamientos y preguntas aparentemente irrelevantes. Si nos fijamos en las personas verdaderamente creativas, seguro que detectamos con rapidez, que sus planteamientos son sencillos, pero unidos a una firme decisión de cuestionárselo todo, no tienen ningún inconveniente en preguntar, cuanto les llama la atención y esa es precisamente la base de su creatividad.
Todos reconocemos su mérito, pero no nos planteamos cuales son los parámetros, que lo propician, si lo hiciéramos nos percataríamos, de que no fueron grandes hazañas, ni razonamientos superiores, antes más, se conformaron con una curiosidad elevada y ningún complejo a preguntar y/o preguntarse. ¿Cuántos de los descubrimientos que utilizamos con asiduidad, hubieran dormido algunos años más si, quien los descubrió hubiera tenido complejo de preguntar?
Hacer las cosas durante años de un determinado modo, no significa, que no podamos cuestionar y cuestionarnos, si verdaderamente ese es el mejor modo de actuar, y tampoco significa, que no podamos preguntar ¿Por qué?. Si no preguntamos no exploramos y si no exploramos difícilmente encontraremos. Si no preguntamos la dirección, que seguimos, será siempre la misma y la monotonía ya sabemos todos, a que conduce.
Si no pensamos nos oxidamos, si no preguntamos nos limitamos en el pensamiento y cuanto mas lo hagamos mas potenciaremos nuestra “obsolescencia”. Como seguramente esto no es lo que queremos, fijémonos la meta de hacer una pregunta al día, por lo menos, aunque nos parezca estúpida.
Lo primero, que deberíamos de interiorizar es, que no hay correlación entre una pregunta estúpida y una mente estúpida. Nuestra segunda posición debería ser, observar con detenimiento, como generalmente quienes tienen éste tipo de mentes, suelen tener respuesta para todo, no necesitan preguntas, lo saben casi todo, mientras cuánto mas inteligentes son las personas, seguramente más preguntas estúpidas formulará. Si queremos aprender de verdad, sea cual sea el tema, hagamos preguntas, sin ningún temor, pensemos, que si nuestro interlocutor es inteligente, él no lo considerará un absurdo, más bien las acogerá con todo respeto.
La historia está preñada de grandes descubrimientos a partir de planteamientos y preguntas aparentemente irrelevantes. Si nos fijamos en las personas verdaderamente creativas, seguro que detectamos con rapidez, que sus planteamientos son sencillos, pero unidos a una firme decisión de cuestionárselo todo, no tienen ningún inconveniente en preguntar, cuanto les llama la atención y esa es precisamente la base de su creatividad.
Todos reconocemos su mérito, pero no nos planteamos cuales son los parámetros, que lo propician, si lo hiciéramos nos percataríamos, de que no fueron grandes hazañas, ni razonamientos superiores, antes más, se conformaron con una curiosidad elevada y ningún complejo a preguntar y/o preguntarse. ¿Cuántos de los descubrimientos que utilizamos con asiduidad, hubieran dormido algunos años más si, quien los descubrió hubiera tenido complejo de preguntar?
Hacer las cosas durante años de un determinado modo, no significa, que no podamos cuestionar y cuestionarnos, si verdaderamente ese es el mejor modo de actuar, y tampoco significa, que no podamos preguntar ¿Por qué?. Si no preguntamos no exploramos y si no exploramos difícilmente encontraremos. Si no preguntamos la dirección, que seguimos, será siempre la misma y la monotonía ya sabemos todos, a que conduce.
Si no pensamos nos oxidamos, si no preguntamos nos limitamos en el pensamiento y cuanto mas lo hagamos mas potenciaremos nuestra “obsolescencia”. Como seguramente esto no es lo que queremos, fijémonos la meta de hacer una pregunta al día, por lo menos, aunque nos parezca estúpida.