sábado, 1 de diciembre de 2007

Empatía



La primera vez que oí la palabra empatía, pronunciada por un buen amigo, hace ya muchos años; debo de confesar que la confundí con simpatía, lo cual me mantuvo expectante, porque no me cuadraba bien lo que me comentaba. Cuando la entendí bien, debo de reconocer, que la busqué en el diccionario para identificar su significado cierto.
Como en un paréntesis. Tengo la cerviz ligeramente inclinada, no mostrando un gesto servil, sino mas bien tomando posición, para poder recibir el "caponazo" correspondiente, de aquellos que no sean tolerantes con mi demostrada ignorancia al respecto.
Dicho ésto, consulto la vigésima segunda edición del Diccionario de la Real Academia y lógicamente, encuentro la misma definición, que en su día leí yo: "Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro". Nada mas, ni nada menos. Tan fácil de enunciar y desde luego, tan difícil de aplicar en toda su extensión.


Si todos la leyéramos por la mañana antes de comenzar el día y además hiciésemos propósito de seguirla; pensemos por un momento, cuantos de los conflictos en los que nos vemos envueltos, se evitarían de modo radical. Estar predispuestos a dejar pasar palabras y hechos de las personas que nos rodean en el trabajo y otros ambientes, sin sentirnos molestos u ofendidos, simplemente tratando de identificar cual es el estado de ánimo que los han propiciado, en vez de descontarlos como un "atentado" expreso hacia nosotros.


Con esa identificación mental y afectiva, en la mayoría de las ocasiones no resultaría un conflicto, muy al contrario, se activarían mecanismos internos nuestros, para tratar de recuperar a la "normalidad" a quien lo está pasando mal, a tenor de lo que propician los hechos ocurridos.


Pero en la mayoría de las ocasiones nuestra posición es contraria, genera inmediatamente una respuesta cargada de agresividad latente o explícita, recargando la tensión, enrareciendo mas la relación y dificultando reencuentro. Solo el transcurso del tiempo, hace que las aguas vuelvan a sus cauces y se reanuden de nuevo, poco a poco, unas relaciones tan fluidas como antes del incidente.


Propongo un ejercicio, al final de esos días tan tensos que nos damos, por la acelerada e incomprensible vida que nos otorgamos, hagamos unos minutos de reflexión, que nos servirá además para relajarnos e identifiquemos en cuantas ocasiones: a) hemos aplicado la definición; b) habiendo podido no lo hemos hecho; c) no hemos podido aplicarla. Hecho el ejercicio, tratemos brevemente de seguir la evolución y constatar, que con nuestro empeño y con facilidad podemos transformar día a día, casos b) en casos a) y lógicamente c) en b).


Si ponemos constancia y empeño, comprobaremos como podemos mejorar nuestra vida y la de los que nos rodean, sin gran esfuerzo pero con efectividad creciente. Pero además nos percataremos también como se produce de modo incremental, que los demás lo apliquen respecto a nuestras acciones poco o nada acertada y por tanto la mejora sera exponencial... solo hace falta voluntad y deseo de contribuir a la convivencia feliz.

2 comentarios:

CASANDRA dijo...

tu blog produce adicción. Supongo que como el dolo bueno y el dolo malo, habrá una adicción buena que me ubique en esa categoría de adictos respecto de tu blog. un saludo y permiso para andar revolviendo tus archivos. Tomalo como un elogio sincero a tu valorado esfuerzo.

seriecito dijo...

Cass:

Estás en tu casa, puedes mirar cuanto quieras. Y si comentas mucho mejor.

Gracias por tu elogio, pero debo decirte, que agradezco mucho que compartas tus opiniones en este Blog.

Me gusta mucho lo que dices y como lo dices.

Repito, bienvenida siempre.

Salu2:

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