domingo, 29 de noviembre de 2015

Democracia.




Dice Fernando Savater en su libro “Ética de Urgencia”: “Lo principal de la democracia es que no es el final de la partida, no es un destino que hay que alcanzar y una vez llegas se terminaron todos los problemas… La democracia es una herramienta para solucionar problemas, tan útil como la llave inglesa en lo suyo, pero si dejas la llave inglesa sobre la mesa sin tocarla no te apretará una sola tuerca, pues como la democracia pasa lo mismo, por si misma no resuelve nada… la democracia no es para sentarse encima y descansar, es un instrumento para luchar por las ideas que nos gustan, y oponerse a las que no nos convienen, y una veces sale bien y otras mal, pero no podemos echarnos a dormir.

Dos mensajes de Savater, la democracia es una herramienta para solucionar problemas y un instrumento para luchar por las ideas propias. Amplio y contundente, en principio no es solo ir a votar, es permanecer expectante y diría más, vigilante de las acciones u omisiones de los elegidos, para tratar de identificar desviaciones relevantes en los objetivos sociales, propiciando con una crítica respetuosa pero contundente manifestar nuestro descontento y apoyar un cambio de “rumbo”.

Los gobernantes están para emprender proyectos que mejoren la vida de la comunidad, sin pensar en el relumbrón que puedan obtener con ellos y la fastuosidad no es precisamente un marchamo de eficiencia. Las actuaciones para mejorar el bienestar de los ciudadanos, no es imprescindible que sean “grandiosas”, antes más, las necesidades de los votantes, son sencillas y en ocasiones muy fáciles de lograr, si se pone empeño en la ejecución y se soslayan intereses espurios.

Los ciudadanos, tenemos la obligación de intentar discernir las alternativas viables para mejorar la sociedad que nos proponen, tarea difícil dado el lenguaje un tanto confuso de las propuestas de los programas y la inefable tendencia a incumplirlos, que tienen los políticos. Quienes vamos a emitir nuestro voto, no terminamos con nuestra responsabilidad cuando lo hacemos, estamos obligados a postular el cumplimiento de los compromisos con "machacona" insistencia.

Las próximas elecciones amplían considerablemente el número de propuestas; junto a las tradicionales emergen caras nuevas y modos de ver los problemas antiguos con unos ojos singularmente nuevos. Es indudable, que la mayoría de los ciudadanos estamos muy disgustados con ese pasado “turbio” que hemos vivido  y que además, se ha convertido en  una sucesión de acontecimientos sorprendentes e interminables.


Que quienes gobiernen en la próxima legislatura, hayan aprendido que los ciudadanos tienen necesidades sencillas y que los caudales públicos deben de estar blindados a la presencia de desaprensivos y arribistas con avidez de utilizarlos en su propio provecho y/o en el de unos cuantos “amigotes”.  Ojala avancemos hacia un futuro de reposo y tranquilidad… sin duda nos lo hemos ganado con  nuestra inefable tolerancia.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Educación...futuro



Dice José Antonio Marina en su libro “Despertad al diplodocus”: “Resulta que estamos en el centro de una colosal revolución educativa que va más allá de la escuela y tiene en danza a todas las personas responsables y a todas las instituciones. Si no nos percatamos de ello, tendremos una educación inevitablemente provinciana, castiza y ramplona. La nueva frontera educativa amplía sus límites, coloniza nuevos territorios. Los años de aprendizaje no se terminan en la escuela, sino que duran toda la vida, El período escolar no es el fin de nada, sino la preparación para otro tipo de educación continua”.

Que hará falta que suceda, para que los que tienen la facultad de legislar, dejen a un lado sus diferencias partidistas y comiencen a diseñar un futuro mejor para todos. En las circunstancias actuales, sin una buena educación, consolidada y arraigada, no hay futuro, o éste se torna muy incierto.

En los tiempos que vivimos, la formación continua es imprescindible; las técnicas y los instrumentos para aplicarlas, cambian a una velocidad absolutamente asombrosa, quienes quieren vivir al margen del progreso, acaban sumidos en un letargo tan profundo, que les impide, en muchas ocasiones, comandar su vida y terminan dejándose llevar, por una suave “corriente”, que no incapacita, pero que no lleva a ningún sitio que tenga sentido.

El aprendizaje debemos incorporarlo con carácter permanente, solo así conseguiremos no convertirnos en “outliers”. Como dice el autor: “La sociedad en su conjunto tiene que hacerlo para enfrentarse a un futuro que ya se describe con el acrónimo VUCA (volatility, uncertainly, complexity, ambiguity). Volátil, porque las cosas cambian aceleradamente. Incierto, porque el exceso de información no limita la incertidumbre, sino que la aumenta, ya que no resulta fácil procesarla. Complejo, porque somos conscientes de que todo influye en todo y de que el aleteo de una mariposa en China puede provocar un ciclón en el Caribe, o, en términos más domésticos, una desaceleración de la economía China  puede producir despidos en Méjico. Ambiguo, por la dificultad para descubrir patrones que nos permitan comprender la realidad, global e interactiva”.


Es evidente, que el sistema actual no funciona, o funciona mal; hay que acometer cambios profundos y dejarnos de perder el tiempo “parcheando”, lo que necesita un cambio relevante. Es imprescindible,  una transformación que acabe con el conformismo y la tradición y fomente la innovación y la singularidad como enriquecimiento global de la sociedad.
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