miércoles, 15 de abril de 2009

Preguntas


Tenemos un temor, casi insuperable, a preguntar, estamos mas dispuestos a dudar, que a preguntar. Todo viene, porque independientemente de nuestro grado de timidez, pensamos que nuestra cuestión, será trivial y que al plantearla nos pondremos en evidencia, señalando nuestra ignorancia.

Lo primero, que deberíamos de interiorizar es, que no hay correlación entre una pregunta estúpida y una mente estúpida. Nuestra segunda posición debería ser, observar con detenimiento, como generalmente quienes tienen éste tipo de mentes, suelen tener respuesta para todo, no necesitan preguntas, lo saben casi todo, mientras cuánto mas inteligentes son las personas, seguramente más preguntas estúpidas formulará. Si queremos aprender de verdad, sea cual sea el tema, hagamos preguntas, sin ningún temor, pensemos, que si nuestro interlocutor es inteligente, él no lo considerará un absurdo, más bien las acogerá con todo respeto.

La historia está preñada de grandes descubrimientos a partir de planteamientos y preguntas aparentemente irrelevantes. Si nos fijamos en las personas verdaderamente creativas, seguro que detectamos con rapidez, que sus planteamientos son sencillos, pero unidos a una firme decisión de cuestionárselo todo, no tienen ningún inconveniente en preguntar, cuanto les llama la atención y esa es precisamente la base de su creatividad.

Todos reconocemos su mérito, pero no nos planteamos cuales son los parámetros, que lo propician, si lo hiciéramos nos percataríamos, de que no fueron grandes hazañas, ni razonamientos superiores, antes más, se conformaron con una curiosidad elevada y ningún complejo a preguntar y/o preguntarse. ¿Cuántos de los descubrimientos que utilizamos con asiduidad, hubieran dormido algunos años más si, quien los descubrió hubiera tenido complejo de preguntar?

Hacer las cosas durante años de un determinado modo, no significa, que no podamos cuestionar y cuestionarnos, si verdaderamente ese es el mejor modo de actuar, y tampoco significa, que no podamos preguntar ¿Por qué?. Si no preguntamos no exploramos y si no exploramos difícilmente encontraremos. Si no preguntamos la dirección, que seguimos, será siempre la misma y la monotonía ya sabemos todos, a que conduce.

Si no pensamos nos oxidamos, si no preguntamos nos limitamos en el pensamiento y cuanto mas lo hagamos mas potenciaremos nuestra “obsolescencia”. Como seguramente esto no es lo que queremos, fijémonos la meta de hacer una pregunta al día, por lo menos, aunque nos parezca estúpida.



domingo, 12 de abril de 2009

Complacer



Tenemos una inclinación permanente a querer complacer a los demás con nuestro comportamiento, necesitamos imperiosamente cosechar la aprobación mayoritaria de nuestros actos. Bien está, que procuremos desenvolvernos de modo tal, que vayamos consolidando un elevado respeto y consideración de nuestros amigos y allegados. Tampoco es nocivo que nos sometamos mentalmente a la “auditoria” de ellos, para revalidar la oportunidad de nuestras acciones. Pero este planteamiento, no debe extrapolarse y mucho menos generalizarse, hasta el extremo de pretender ser “aprobados” de modo general.

No necesitamos complacer a todo el mundo, es más, aceptar de buen grado la crítica o incluso la reprobación de nuestros actos, es un signo evidente de seguridad en uno mismo. Si nos ponemos como objetivo, complacer a todos los que nos rodean, fijamos una meta inalcanzable y por tanto estamos abocados al fracaso. Tener el respeto de las personas con las que nos relacionamos, es una percepción altamente gratificante, pero pretender el respeto “universal” es una utopía y nos descentrará de nuestros verdaderos objetivos de vida.

Si buscamos la complacencia sobre nuestro comportamiento, de todos y en el tiempo, debemos interiorizar la elevada probabilidad, de que esto ocurra, lo más frecuente será:

1.- La imposibilidad estructural de agradar a todo el mundo, en todo tiempo.
2.- La completa certeza de que dejaremos de complacer coyunturalmente a “alguien” muy cercano, en algún momento.
3.- La seguridad estructural, de que nos encontraremos con personas, que nos desaprobarán de modo absoluto y con carácter permanente, en el fondo y en la forma.

Si lo que buscamos es satisfacción personal y éxito, hagamos las cosas, como nosotros creamos que son correctas - lógicamente sin incordiar -, y pensemos con carácter permanente, que lo más importante es “ser uno mismo”. Si somos un “personaje” para cada persona o grupo, acabaremos siendo “un Don/Doña nadie”, para todos. Seguro que “suspenderemos” en comportamiento y peor aún, en sinceridad.

Para ser singulares y por tanto útiles socialmente; debemos esperar una cuota de incomprensión y también cierta desaprobación, pero esto es el coste a pagar por mantener nuestra personalidad, autoestima y seguridad interior, que nos fortalece adecuadamente y nos permite seguir hacia delante. Los cromos “repes”, tienen un destino asegurado, que es, el cambio por otro.

Si queremos complacer a todos y para ello, nos exprimimos como un limón… ya sabemos el final, el limón sin zumo, no tiene valor.

viernes, 10 de abril de 2009

Negatividad


La tendencia a buscar homogeneidad o igualdad en las opiniones; unido a la creencia, de que el resto de las personas están en contra y la afirmación reiterada de que la vida es un “asco”, son atributos inequívocos de los personajes negativos. Una vez detectado por las señales anteriores, no hay que huir, no, hay que alejarse a toda velocidad. Representan una de las amenazas más serias y nocivas, a la que nos podemos enfrentar.

Merodean a nuestro alrededor como cuervos, son capaces de hacernos sentirnos mal en un “santiamén”, conocen todas las noticias mas luctuosas, con detalle y pormenorizan en ello como si les hubiera sucedido a ellos; todo lo ven mal y de lo positivo que tengamos, ya se encargarán con gran diligencia de hacernos ver su inconsistencia, sembrando toda serie de dudas, sobre personas y hechos. No dejan “títere con cabeza”, son expeditivos y efectivos a la vez, son… como las siete plagas de Egipto juntas, pero solapadamente, sin identificarse con claridad.

Los “personajes negativos” se introducen en nuestra vida, con gran facilidad y una vez dentro, como si estuvieran revestidos de un pegamento de eficiencia absoluta, ya no podremos despegarlos, serán como lapas implacables, dispuestas a “sorber” nuestros planteamientos positivos. Cuando alguien con su actitud o su palabra, consigue de modo reiterado, que aflore en nosotros “lo peor”, hay que levantar barreras infranqueables y alejarse; cuanto mas pronto mejor; si no lo hacemos, nos sumirán en su inquebrantable pesimismo y conseguirán amargarnos.

No es necesario que nos esforcemos en ayudar a este tipo de personas, su verdadero problema, es que no quieren que se solucionen sus problemas. Quieren seguir viviendo en ese estado, no piensan cambiar, solo tienen como objetivo el lamento y como objetivo ampliado, traer a cuantos más mejor, para engrosar su equivocado planteamiento. Son como un óxido corrosivo de gran potencia, difícil de neutralizar.

Odian a quien tiene éxito y son positivo y no tienen inconveniente en cuestionarlo todo, con tal sembrar dudas. No es necesario que intentemos cambiarlos, ellos ya han echado el ancla y no piensan moverse ni un ápice de sus planteamientos. Están completamente seguros, de que su visión distorsionada es la válida y a poca “cancha”, que les demos, nos convencerán de toda clase de perversidades y motivos de insatisfacción. Será casi imposible que les cambiemos el pensamiento, son así y les gusta.

Nuestra felicidad debe de estar siempre, por encima de pusilánimes, agoreros y “gafes”. Nuestra energía positiva es la que nos blinda, para superar las dificultades y no podemos dejárnosla arrebatar por este tipo de “vampiros”. O nos alejamos rápidamente de ellos o nos vencerán.




domingo, 5 de abril de 2009

Expectativas.


Establecer la probabilidad y posibilidad de nuestras expectativas es muy complicado, medir nuestra capacidad y acoplarla a nuestros deseos, resulta cada vez más, una tarea casi imposible. Nuestra innata tendencia a imaginar y “novelar” hace, que una vez tras otra ignoremos nuestros objetivos viables y nos enfrasquemos en caminos, que al final acaban siendo veredas.

Las prisas y la búsqueda de atajos no es la mejor forma de lograr nuestros propósitos, nada o casi nada puede obtenerse, sin la equilibrada aplicación de nuestro esfuerzo. Pensar que hay una cohorte de “amigos”, que aplicarán energía y empeño, para ayudarnos a consolidar nuestra programación, es tensar demasiado las relaciones, lo más probable es que acabemos defraudados.

Lo que pensemos hacer, debemos concebirlo desde la objetividad, tan malo es pasarse como quedarse corto. Tenemos que ser consecuentes e interiorizar, que las mayores infelicidades nos vienen de nuestras expectativas fuera de “punto”. No es fácil acoplar nuestros proyectos a nuestras verdaderas “fuerzas”. Esperar que esta carencia, sea suplida, siempre, por otros, es hacernos un flaco favor y colocarnos fuera de la realidad. Los planteamientos utópicos tienen un límite racional en el corto plazo, aunque es muy posible, que se tornen absolutamente factibles con el transcurso del tiempo y nuestro trabajo constante, nos lleve al éxito. El único lugar donde éxito precede a trabajo, es el diccionario.

Mal planteamiento de vida es no tener a nadie que pueda ayudarnos si lo necesitamos, pero no es mejor posición esperar de los demás, mucho más de lo pueden darnos. En la primera posición puede que nos tornemos, escépticos, huraños y abúlicos, “caretas” para tapar nuestra verdadera incapacidad para cimentar relaciones; en la segunda posición casi seguro, que nos atrapará la frustración, de modo impropio, porque el error lo hemos propiciado con una planificación inadecuada.

No siempre son los demás quienes “fallan”, en muchas ocasiones, demandamos lo que no pueden darnos y los colocamos, al menos mentalmente, en una posición muy inestable. Hay que procurar no esperar más de lo que nos pueden aportar, ni tampoco más, de lo que estaríamos dispuestos dar nosotros, en posición inversa.
Evitemos la soledad de la caracola en la playa, por no haber sabido evaluar bien nuestras expectativas reales... Vale la pena detenerse a pensar en la posibilidad razonable de nuestros propósitos, sobre todo si involucramos mentalmente a otros...



Foto cedida por Nuria: http://nuria-vagalume.blogspot.com
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