jueves, 31 de julio de 2008

Obsesiones



Define el Diccionario de la Real Academia la palabra obsesión con dos acepciones: "1. Perturbación anímica producida por una idea fija". "2. Idea que con tenaz persistencia asalta la mente".

La euforia en cualquier acto de nuestra vida es, tan perjudicial como la inactividad, pero lo verdaderamente preocupante, es la obsesión por los acontecimientos cotidianos. Para evitarlo, no cabe nada mas que tomarse un respiro. Saber descansar y alejarse de lo que nos ocurre, para que adquiera su verdadera dimensión, es el antídoto para no fijarlo con carácter permanente en nuestra mente y convertirlo en un pensamiento recurrente y a veces único.

Ser consecuente con la realidad, no implica dedicar todo nuestro tiempo a su análisis. Los acontecimientos poco gratificantes son - a pesar nuestro - mucho menos lacerantes de como las representamos. Estamos en mucha mejor posición, que lo que nuestros machacones pensamientos nos plantean. La mayoría de las personas - sujetas a costumbres muy fijas - no sabemos desenvolvernos bien, en ambientes nuevos y con normas y pautas totalmente diferentes a las cotidianas, aquí se cimenta en muchas ocasiones nuestra inseguridad.

Queremos siempre controlarlo todo, que esté en el sitio adecuado y suceda en el momento idóneo y no interiorizamos con facilidad, que las vicisitudes son como son y no como desearíamos que fuesen. Solo nuestra mente las puede colocar en su sitio o desbordarlas, el problema se plantea, en el caso de que nos dejemos dominar y no nos sobrepongamos. Comenzamos - entonces - un "rafting" en un río de corriente muy rápida. Ya no sabemos si podremos mantenernos en la barca o caeremos, para ser arrastrados a gran velocidad.

Ver las cosas negativas con el adecuado prisma, es casi tanto como evitar que ejerzan sobre nosotros una influencia nociva y obsesiva. La dimensión de lo que sucede - independiente de lo que sea - está en buena parte condicionado, por la interpretación que le demos internamente y la influencia que le otorguemos sobre nuestra vida real. La seguridad completa no existe, pero si que existe la posibilidad de ejercitar acciones adecuadas para aproximarla.

Para ser feliz, solo es necesario vivir el presente con intensidad, confiar en el futuro y pensar que el pasado nos ha transmitido, principalmente, experiencia. El fatalismo no conduce a nada y el determinismo tampoco. Todo será como queramos que sea, nada está absolutamente cerrado y sin salida. Lo que puede uno hacer, es siempre, mucho mas de lo que se tiende a imaginar.
Evitemos, por tanto la obsesión y la fijación estéril.




martes, 29 de julio de 2008

Solidaridad




Veraneaba en Viver, un pequeño pueblo del Alto Palancia (Castellón), de donde era mi madre. Cuando tenía 12 años, estaba cortándome el pelo en la barbería del pueblo, que estaba en la plaza. Por una de las calles que llegaba a la misma, entró un carro cargado de trigo, el caballo resbaló y cayó y el carro lógicamente quedó sobre él. No se que fue mas rápido, si caer el caballo o toda la gente de la barbería incluidos barberos, salieron hacia donde se había producido el suceso, también los de los bares y de la panadería, en un abrir y cerrar de ojos, carro y caballo estaban en pie. La gente sujetaba las varas del carro para que el caballo no soportase el peso, mientras el dueño del mismo le revisaba las patas para ver si tenía algo. Cuando terminó, dijo escuetamente "todo está bien", dejaron las varas sobre el caballo y cada uno volvió a lo suyo y carretero, caballo y carro, siguieron su camino. Los demás continuaron sus conversaciones donde las habían interrumpido y los barberos sus labores. Contemplé aquellas circunstancias con tanta curiosidad y asombro de niño, que hoy al describirlas, casi, casi, las he revivido de nuevo. Claramente la solidaridad mostrada en aquél acto que nunca olvidaré, está muy lejana a algunas de las imágenes, que nos ha servido la Tv recientemente y eso que se trataba de una persona... ¿verdad?...

Crecer en dimensión, para deshumanizarse, ¿éste es el futuro de las poblaciones?...



domingo, 27 de julio de 2008

Colectividad


Dice Jess Franco, en su libro "Bienvenido Mister Cagada, memorias caóticas de Luis García Berlanga": España es un país maldito, porque la gente no tiene ningún sentido cívico, de pertenecer a una colectividad, para intentar lo mejor para todos... Lo que prima es la Ley de "estás conmigo o contra mí". Y eso es absolutamente nefasto. Por otra parte hasta el propio sistema es un sistema equivocado. En las democracias de verdad, el cambio de un ministro o de un director general, no implica que se eche a la calle a todo el mundo y que el nuevo personaje que entra en escena vuelva a nombrar a todos los que trabajan con él..."

Que error tan grande, de planteamiento y estratégico. Pero la realidad, es que estamos mas predispuestos a buscar las pequeñas diferencias que nos separan, sin "inventariar" todas las grandes cosas, que nos unen. Estar predeterminados a ignorar que los esfuerzos comunes, son mucho mayor, que la suma de los individuales, es un defecto que va con nosotros, influidos por esta sociedad tan proclive al aislacionismo.

Que gran dificultad para progresar con ritmo permanente y de modo intenso. Pero preferimos desgastar nuestros esfuerzos a denostar a quienes no son de nuestro grupo, club, partido político, credo, etc. Solo por su condición, con razón o sin ella, nos da igual. No es de los nuestros y solo los nuestros tienen la razón y postulan lo conveniente.

Ni siquiera sabemos encontrar, símbolos que nos unan, peor aún, éstos los utilizamos con frecuencia para potenciar las diferencias y no para patentizar las coincidencias. Así nos va, cada vez socialmente mas aislados y comunitariamente menos solidarios. Y parece que con carácter de perpetuarlo, porque con nuestro mal ejemplo, las generaciones que vienen, adoptan posiciones radicales y claramente al margen de los usos considerados como normales. Es un modo de protesta, un desahogo... pero realmente claramente falto de efectividad, para postular un cambio, que propicie la búsqueda de objetivos comunes.



sábado, 26 de julio de 2008

Lo mejor y lo bueno...



Dice David S.Bell y Stef Donev en su libro "Vencer la fatiga": "No se esconda detrás de sus limitaciones; acéptelas y concéntrese en aquello que sí puede hacer. Tal vez no esté a su alcance ser el mejor, pero ello no significa que no pueda ser muy bueno. Nadie ni siquiera usted puede hacerlo todo a la perfección.

Reconózcalo y reconozca asimismo que los demás tienen también sus limitaciones. esperar poco menos que lo imposible de los otros o plantearse unas expectativas excesivamente elevadas no le traerá mas que decepciones y amarguras".


Ser consecuente con las posibilidades que uno puede desarrollar sin dificultad, no es aceptar en ningún caso una "derrota" anticipada. Por contra aceptar, a sabiendas, trabajos por encima de nuestra capacidad, solo lleva a la decepción y en muchos casos a una evidente puesta en evidencia, si el desarrollo no es el esperado.

Tenemos tendencia a querer ser "superman" en todo, como si la vida fuera solo cuestión de superar retos, como si todo aquello que pase por delante de nosotros, fuese necesario que lo supiéramos resolver sin dilaciones y a la perfección.

Creemos que solo seremos aceptados si no fallamos en nada y no rechazamos ningún encargo, incluso lo que conocemos de antemano, que no podemos llevar a buen término y peor todavía, esperamos de los demás la misma posición errónea. Cuando la realidad dice, que asumir con la cabeza bien alta, nuestra falta de conocimientos o capacidad, para desarrollar una determinada función, es el primer paso firme para aprenderla.

Dicen que lo mejor es enemigo de lo bueno. Lo bueno casi siempre es suficiente para realizar correctamente cualquier tarea y en mas ocasiones de las que parece, también vale lo menos malo. Luego, ¿que hacemos casi permanentemente, sumergidos en esa carrera sin fin por ser los mejores?. Porque en todo caso, si lo conseguimos, nos sumergiremos casi, con carácter permanente, en una inmensa soledad. ¿Vale la pena?.

Claramente no... aceptemos como somos, a nosotros mismos primero y a los demás después.





viernes, 25 de julio de 2008

Lo esencial...






Dice Eugen Drewermann en su libro "Lo esencial es invisible: El Principito de Saint-Exupéry, una interpretación psicoanalítica": "Si uno siguiendo las huellas del Principito, literalmente como venido de un planeta lejano con ojos puros de "niño", se acerca a este mundo que nos es familiar hasta la saciedad, éste se le revela como una galería de ostentación, la vanidad y la incapacidad absoluta para amar algo que no sea uno mismo, como un caleidoscopio de ampulosos egoístas, cada cual habitante de su propio planeta, años luz alejados de los hombres y de toda la humanidad, seres que se tienen por importantes, por el solo hecho de que saben transformalo todo en números, mientras que ellos mismos no son mas que "esponjas" que lo absorben todo, sin transformalo interiormente, con el mero propósito de hacerse "serios" y "gordos" ante los demás".


Vivimos en una sociedad, que no permite las tibiezas, salvo para quedar aislados, es decir frustrados. La competitividad ha calado de forma tan intensa, que nuestras acciones - principalmente - van dirigidas hacia una carrera sin fin, para tomar posiciones cada vez mas "altas". Porque lo importante es subir, aunque uno no sepa verdaderamente para que, pues con toda seguridad no nos aportará mayor felicidad y si cansancio mental por el esfuerzo desmedido realizado.

Sin contar, cuanta gente estará insatisfecha, por no haber podido lograr mayores cotas, en esa seudo-cadena, que lleva hacia el éxito sin límite. Podrían haber estado completamente satisfechos en niveles intermedios, pero no habrían podido "destacar" y vanagloriarse en su propio entorno social, que es verdaderamente lo que cuenta. Sin llegar a poder ser considerados fracasados, si que se unen al mayoritario grupo de las "medianías", posiciones poco deseadas.


La otra posición restrictiva, que impone este tipo de "carrera" hacia el éxito, es que impide el cultivo de la amistad sincera, franca y duradera; porque cada uno de los que nos rodea es en primera instancia un competidor. Dando con ello un abono excelente a la soledad, que conduce con toda seguridad a la melancolía.

Esperemos que los mas jóvenes, que han leído en el colegio El Principito, sepan diferenciar lo principal de lo accesorio y poner los deseos y sentimientos en su sitio.


NB.- Del libro de Antoine Saint-Exupéry, se han vendido mas de 80 millones de ejemplares y se ha traducido a mas de 160 lenguas



domingo, 20 de julio de 2008

Dirigir




Dirigir en cualquier tipo de tarea dentro de la empresa no es cuestión de "decreto". Dirigir es algo mas, es conseguir, que la organización reconozca el liderazgo innato de la persona que les manda. Dirigir es mucho mas que, emplear una voz seca y distante - para crear la diferencia, que parece propiciar el respeto -, Como si el respeto no hubiera de ganarse, paso a paso y día a día, con el reflejo positivo de las decisiones tomadas.

La Dirección se nombra, pero en ningún caso lleva implícita la aceptación de sus subordinados, aunque ejecuten las órdenes recibidas. Las personas deben refrendarlo internamente, deben otorgarle el reconocimiento de su capacidad de mandar en función a sus actuaciones, tanto profesionales como personales. Eso lleva un tiempo y puede quedar desmoronado, por acciones interpretadas como poco racionales.

Son muchos los que mandan y pocos los que son líderes… y lo primero solo, no sirve para manejar una organización con eficiencia de forma duradera. Desaprovechar todo el potencial que representa una organización motivada, es uno de los desperdicios mas frecuentes, cuyo coste es incalculable y diferencia con claridad a las organizaciones excelentes.

Quizás la dicotomía se resuelva con la asimilación de grandes dosis de racionalidad, humildad y sinceridad, por parte de quienes en las organizaciones tienen la responsabilidad de dirigir, para consolidar una estructura sólida, apta para competir en cualquier circunstancia.

Para mandar solo se necesita el nombramiento adecuado, pero para saber mandar, claramente hacen falta muchas cosas mas… y todas ellas no están en los manuales.





viernes, 18 de julio de 2008

La vida...




Dice José Luis Sampedro en su novela "La sirena vieja": "Cuando la vida se muestra turbia, fea, enemiga; cuando los humanos se tornan inhumanos. Es entonces un consuelo pensar que el río se lo lleva todo, que la desventura no durará siempre: una esperanza negada a los dioses inmortales... Si, una esperanza.

Si uno piensa en su propia vida, con la intensidad que le permita la memoria, el recuerdo suele estar muy difuminado por el transcurso del tiempo, mucho mas cuanto mas haya transcurrido desde el acontecimiento rememorado. Los sentimientos y efectos de los avatares vividos, quedan, en unas veces ligeramente amortiguados, en otras claramente borrosos y en ocasiones, es tal como si acabasen de pasar. Todo depende del impacto, que nos produjeron en su día.

Pero lo bien cierto es, que se ponen en evidencia, épocas llamadas buenas y las que lo son menos, hay de todo. Incluso parcelas de tiempo, en las que no logramos identificar, circunstancias relevantes en uno u otro sentido.

Sin embargo, cuando uno está sumido en acontecimientos de los llamados "negativos", dependiendo de su carácter, suele tener tendencia a pensar en mayor o menor intensidad, que éstos se instalan en nosotros con intención de perpetuarse y en realidad, no sabemos cual será su duración, pero a poco que razonemos con serenidad, si que podemos concluir, que no durarán para siempre.

No obstante la posición pesimista u optimista generará, que nuestra posición mental los haga mas pesados o livianos. También es posible incluso que nos ayude a resolver, con mayor o menor prontitud y empuje para alejar los nubarrones.

Lo que si que es indispensable, es no perder la esperanza, y tratar de situar las circunstancias en su justa medida. No dejemos volar la imaginación y permitamos instalar un sentimiento interno negativo, que evite clasificar adecuadamente el alcance de lo que nos está sucediendo. Y quizás sea extraordinariamente conveniente, mirar alrededor y darse cuenta, que lo nuestro es una gota de agua, que indefectiblemente hay numerosos sucesos ajenos mucho mas turbios, que los nuestros... y también acaban pasando.



El Cerebro




Dice Eduardo Punset, en su libro "Adaptarse a la marea": "El cerebro no ha sido diseñado para buscar la verdad, sino para sobrevivir, y emplea mas tiempo evitando darse contra una pared que descubriendo el teorema de Fermat".

Y nosotros permamentemente encargándole tareas para las que realmente no está, especialmente, programado. Sin dejarle hacer su trabajo, serenamente. Hemos confundido las funciones, creemos que lo principal es el razonamiento, la planificación, la previsión, etc. Cuando en realidad, lo que verdaderamente tiene que hacer es guiarnos en las funciones corporales, para que nos desenvolbamos con adecuada soltura.

Cuando lo forzamos con razonamientos machacones, reiterativos e incluso obsesivos, demandando respuestas con insistencia, en realidad lo que hacemos es "fundirle los plomos" y a partir de aqui todo se descompone. Teniendo fiel reflejo con carácter inmediato en las funciones corporales. Es decir, "nos daremos contra la pared" con rapidez, dado que lo distraemos de su trabajo ordenado.

Tenemos tendencia innata a forzar los acontecimientos, creemos que nuestra capacidad de presionar es ilimitada. Buscamos siempre con insistencia acomodarlo todo, a nuestros propios deseos. Sin darnos cuenta que la impaciencia, es claramente la peor consejera, para llegar a donde deseamos. Lo que no quiere decir, que no seamos perseverantes y por tanto no nos dejemos influir de forma negativa por los primeros fracasos.

Fijémonos metas accesibles, rechacemos el conformismo, evitemos las influencias negativas, pensemos siempre en positivo, pero hagámoslo de forma que el cerebro trabaje libre de ataduras ficticias, construidas a base de imaginar situaciones futuras no gratificantes. Vivamos el presente con intensidad y potenciemos los pequeños detalles, que son la verdadera vida... Los hechos insólitos tienen probabilidades remotas... aunque no son absolutamente inviables.

jueves, 17 de julio de 2008

Estrategia y objetivos





Dice José María Amat en su libro "El control de Gestión una perspectiva de dirección": "Toda empresa requiere la formulación de una estrategia que le permita adaptarse al entorno en función de sus objetivos y de sus puntos fuertes y débiles así como el establecimiento de una estructura organizativa en la que los diferentes componentes de la organización deben tener definidas sus funciones y responsabilidad en el desempeño de éstas.
A medida que la dimensión es mayor, el logro de los objetivos globales de la empresa exige su descomposición en diferentes objetivos para las correspondientes unidades organizativas. Sólo de esta manera se puede garantizar, a través de la vinculación entre la estrategia y la estructura organizativa, un proceso de toma de decisiones que sea coherente con los objetivos globales".

La realidad es que pocas organizaciones siguen unas pautas parecidas, entre otras cuestiones, porque definir responsabilidades, compromete tanto a quien las asume como a quien las fija, quizás mas al segundo. Sin embargo, dejando una "nebulosa" en las tareas a ejecutar, permite a quien "manda", adjudicar éxitos o fracasos, según criterios no objetivos. Es menos comprometido para la dirección.

Para poder dividir bien las funciones de la empresa, el ejecutivo debe de tener clara cual es la estrategia mas adecuada y enfocar a la organización hacia ella, motivándola adecuadamente. Pero eso significa, ideas claras y constancia en la dirección a seguir. No permite por tanto, cambios cada día en el "rumbo", según los estados de ánimo. Si fueran necesarios y justificados, deben de ser transmitidos con toda prontitud a toda la organización, de nuevo.

No hay nada que socave tanto el sentimiento de equipo, que la inexistencia de directrices claras o los cambios recurrentes, sin argumentaciones adecuadas y con un análisis y explicación explícita. De todo lo que hace referencia a los objetivos empresariales, deben de estar adecuadamente informados - con el debido detalle según la posición en el organigrama - todas las personas que la forman. El éxito es un empeño común y nunca singulares esfuerzos adicionados, esta última posición acaba siendo absolutamente estéril.


martes, 15 de julio de 2008

Para A.



Tu eres la que escucha y yo el que habla (que es lo mas difícil), pero en realidad, la paradoja es: lo que verdaderamente cuenta, es lo que tú dices o callas.


Nos une la obscuridad de donde vengo y el asombro de Drexler y casi nada nos separa... hoy.


Creo en tí - aunque no te comprendo - porque no adoptas "poses" y porque cuando miras tus ojos están limpios y tu sonrisa es abierta y conciliadora,

Aprecio tu empeño por ayudar y tu compromiso, mas allá de la actuación profesional... posición poco frecuente hoy en día.

Que la luz que sabes proyectar, siga sirviendo para intuir la lejana salida del túnel y ver la realidad de nuevo en color y sin filtros en blanco y negro.

Porque quizás - como dice Facundo Cabral - la vida no sea mas que tejer y destejer sombras en busca de la felicidad....

jueves, 10 de julio de 2008

Ejecutivo agresivo



Dice Alfonso Ussía en su libro "Tratado de las buenas maneras": "Ser ejecutivo "agresivo", además de una desgracia, es harto contraproducente. El mal gusto y los peores malos modos de los "ejecutivos agresivos" les convierte en seres absolutamente abominables de muy difícil aceptación... El ejecutivo agresivo es odioso con los subordinados y profundamente lameculos con quien le interesa".

Parece como si tener autoridad, para algunos, fuera sinónimo de falta de educación en el trato, con los subordinados. Ya he dicho en otras ocasiones, que el liderazgo no se obtiene por "decreto", debe de ser otorgado por aquellos a quien se les manda, solo este reconocimiento le da carta de Ley.

Lamentablemente, el ambiente empresarial altamente competitivo en los últimos tiempos, ha hecho florecer una generación de "jefes y jefecillos", cuya característica principal es su carencia de tacto; fruto en ocasiones de su dudoso nivel, para el cargo que ocupan y por tanto, escaso criterio acertado, para el gobierno de la empresa o de su parcela. En vez de buscar la colaboración, solo entienden de imposición, como si diera algún resultado. Buscan en cada orden la consolidación de su jefatura y no encuentran otro modo que no sea "arrollar" al que se presente.

Querer progresar, lo encuentro un deseo noble y altamente positivo, pero no creo que deba de ir unido, a un exceso de impaciencia por conseguirlo. Todo llega, si uno hace lo que debe y la suerte le acompaña; de poco sirve mantener "las fauces abiertas" para ver que cabeza se puede ventilar, sin el menor recato, en cada momento. La agresividad está en progreso, en todos los ambientes, pero en la empresa mas. Muchos creen que serán mas apreciados por la organización - de arriba - si observan, ese sin vivir de las malas formas y la imposición irracional. Todo ello unido a un tono de voz alto y aflautado para dirigirse a los demás - de abajo - claro.

Nada ayuda tanto al triunfo de una organización, como la posición conjunta de sentirse partícipe en un esfuerzo común, para obtener unos objetivos determinados. La primera señal de agresividad es, precisamente la falta de esta definición clara y por tanto la consiguiente desorientación. Pero ya se sabe como dice Groucho Marx "para quien no sabe a donde va, cualquier camino es bueno".

Lo mas importante en una organización empresarial, son las personas que trabajan en la misma, ni las máquinas ni otros activos sirven de nada, sin unos buenos empleados. Poco efectivo será, por tanto, imponer de modo irracional, el criterio propio, exento de razonamiento lógico, solo por el desmedido afán en conseguir objetivos - poco consensuados -, que aporten mas méritos a ese irracional deseo de "subir". Lo único, que hace es acrecentar cada día mas, la agresividad, en la medida, que las metas no se van alcanzando.

Vale mas un silencio elocuente, que un mal tono...


martes, 8 de julio de 2008

Información



Dicen que las personas conforme vamos haciéndonos mayores, somos mas intransigentes, mas acomodaticios y vamos perdiendo la imaginación para poder soñar acontecimientos, que aunque parezcan lejanos y casi inalcanzables, actúen de bálsamo para la mente, en la medida, que abran expectativas novedosas y por tanto eviten la monotonía nociva y tediosa diaria. Puede ser completamente dudoso, pero realmente creo que los medios audiovisuales, lo propician.

Mas los medios visuales, claramente por el impacto directo de la imagen. Son utilizados casi en exclusiva para trasmitir noticias negativas y trágicas. Propician la desinformación, por hastío. Grave error, porque si hay algo, que hace a las personas de una sociedad progresar, es un flujo de información veraz y edificante. Ya se, que se puede rebatir con prontitud, que el análisis de este tipo de circunstancias "truculentas", propician con claridad el rechazo social y por tanto evitan mas acciones de este tipo. Aunque los acontecimientos no parecen confirmar esta teoría.

Pero el problema no está, sólo, en la descripción del suceso. Creo que mas allá, mi rechazo va dirigido a la pormenorización de los detalles mas sórdidos, en imagen, como si la veda del "todo vale" por tener audiencia, se hubiera abierto. Mas allá de ganar un record, en los que sintonizan las emisiones de imágenes de este estilo, debería prevalecer - en principio - el buen criterio de quien, teniendo la posibilidad de emitirlas, las reserven por su futilidad. Sin que se pueda llamar a esto censura, que es otra cosa muy diferente. Ni ejercicio del derecho a la información, escusa mas manida.

Al amparo de este tipo de actuación han florecido toda una serie de especialistas en su recopilación, montaje y emisión agrupados en programas monográficos; con el modelo clásico de presentación y comentarios de contertulios alrededor del tema, que con su imaginación desbordada y pretendiendo ser originales inciden en detalles, aún mas escabrosos e inútiles.

Carecer de información, es una de las condiciones mas alienantes a la que se puede someter a una persona. Pero por contra, minimizarlo poco a poco, mediante informaciones intrascendentes, sórdidas y escasas de contenido, es aún mucho peor. Quienes tienen en sus manos instrumentos de efectos tan potentes, deberían de estar adecuadamente preparados y mentalizados, para saber distinguir de forma clara lo esencial de lo accesorio e innecesario; ser constantes en la línea adecuada y no sacrificarla por los baremos de audiencia, evitando desnaturalizarla poco a poco. Será posible...

domingo, 6 de julio de 2008

Contrastes





¿Quizás la foto no merezca ningún comentario?. Se basta por si sola, yo al menos me he quedado sorprendido al verla.

Pero sin embargo esa mirada del niño, entre atenta y sorprendida. Contrasta con la del gato entre expectante y casi impotente-triste, pero paciente y a la espera.

Al pez no se le ve la mirada, pero seguro que está claramente tranquilo y sosegado, porque se sabe protegido dentro de su pecera-vivienda. En el silencio, que debe representar vivir dentro del agua.

Sólo un convenio gato-niño, puede dar al traste con todo el equilibrio: "el niño empuja y rompe la pecera, el pez pierde su protección, el gato se lo engulle... y finalmente el niño acusa al gato del desaguisado... asunto resuelto.

Pero la magia de la foto impide, ni siquiera tal pensamiento... es demasiado perfecta y merece, quedar como está para siempre. Las cosas conviene fijarlas en la mente plenas de su belleza y no perturbarlas con pensamientos espurios. Los recuerdos gratos inyectan, de modo callado, pero profundo, un equilibrio duradero, que nos protege de modo colateral de los avatares de la vida... suficiente ¿no?.


viernes, 4 de julio de 2008

Azar



Dice K.C. Cole en su libro "El Universo y la taza de té": "La suerte es al tiempo tentadora e inquietante. Tienta en cuanto que nos exime de toda responsabilidad; lo que sucede por azar pasa sin ton ni son; es algo que no podemos conocer ni controlar; cae del cielo o surge de la nada... Las causas que suceden por azar son efectos en busca de causas. No corresponden a un mundo razonable. Para algunos, incluyendo Albert Einstein, las causas probables resultaban simplemente inaceptables".

Quizás, por eso buscamos la suerte en todos los juegos de azar, que nos proponen en la actualidad; porque de modo mágico, cambiamos nuestra vida si logramos acertar las combinaciones, las lotos, la lotería, etc. Porque pensamos que, la otra alternativa únicamente es, trabajo, trabajo y trabajo; para seguir igual, cada vez mas cansado de la rutina y con pocas ganas de dejar volar la imaginación.

¡Lo que me falta es un golpe de suerte!, frase propia de quien quiere que todos o casi todos sus problemas, queden resueltos de la noche a la mañana, por influjo externo. La vida se convierte así en una espera inquietante y defraudante, en la medida que transcurre el tiempo y no llega, el suceso deseado, que nos libere de todo.

En este efecto, depositamos la confianza para resolver todo. Quedarnos sin problemas, perder las ansiedades cotidianas y quizás porque no enviar a "freír espárragos" a unos cuantos. Porque toda esa confianza la estamos depositando en conseguir acertar cualquiera de los juegos de azar, que se nos proponen a diario.

No nos paramos a pensar, que suerte, también es tener amigos, saber que nos ayudarían, en cualquier circunstancia y que en la mayoría de las ocasiones fueron fruto del azar. Alguna razón no sujeta a nuestro exclusivo dominio los puso en nuestro camino y nos acompañan, siempre y para todo, desde entonces.

Tener suerte, también, es tener salud. Estar satisfecho con lo que uno tiene y ser francamente feliz en nuestro entorno. Solo es necesario, para contrastar, que miremos a nuestro alrededor para ver ¡cuanta suerte tenemos!.

Confiemos en la posibilidad del azar, pero no planifiquemos nuestra vida contando con que suceda indefectiblemente. Como todas las cosas, la forma de verlas, las hace acomodables, soportables y accesibles, sin necesidad de que ocurran sucesos cuya probabilidad es remota.




jueves, 3 de julio de 2008

Docencia


Dice Marshall Jevons en su libro "Asesinato en el margen": "Como cualquier universidad importante. Harvard remuneraba a sus profesores por la investigación, no por la docencia".

Bueno la realidad es que en España pasa casi lo mismo - creo que no en la retribución - pero si en los méritos para poder promocionar. No soy enemigo de la investigación, muy al contrario, entiendo que sin ella la Sociedad no progresaría y la Universidad estaría débil. Pero también pienso, que una de las características esenciales de un profesor, es su capacidad de transmitir conocimientos, de modo claro, ordenando y accesible.

Además, para que esa investigación pueda ser homologada, debe de ser publicada en una serie determinada de revistas con "pedigrí", no en cualquier sitio, no... sin lugar a dudas, porque reunen una serie de condiciones de objetividad y rigor que las cualifica de forma indudable para identificar, que aquello que publica, tiene el marchamo de calidad y por tanto sea acumulable, para cumplir requisitos necesarios en las ocasiones pertinentes. Aunque me hace pensar, que puede que alguna investigación adecuada, quede en el "limbo" por falta de espacio. Quizás fuese también necesario, crear mecanismos mas abiertos para este cometido.

Pero dicho esto, si un profesor en sus baremos para promocionar, no cuenta o cuenta muy poco la calidad e idoneidad de su docencia, ¿se le esta midiendo adecuadamente?. ¿ se obtienen así los mejores docentes ?.

Enseñar una materia determinada, no es solo cuestión de conocimiento, hay otras cualidades necesarias para ello; presentes ya en la persona o adquiridas con la práctica diaria en las aulas. Pero si además de ello, forma parte de uno de los factores mas característicos, para que se pueda promocionar, todavía mejor.

Entiendo además, que son los receptores de los conocimientos impartidos, quienes deberían de tener, una buena parte de la voz y el voto en este juicio y desde luego las prácticas actuales no son las mas adecuadas, en este sentido. Entre otras cosas porque, aunque dicho juicio se emite, en una encuesta, que realizan los alumnos presentes en un determinado día en el aula - al menos en mi Universidad -. Ellos mismos perciben, que no tiene un efecto decisivo y claro, mas allá de la estadística correspondiente. Con lo cual el interés y la atención que ponen en su confección, es escaso, siendo por tanto, dudosas la idoneidad de las respuestas.

Que investiguen los profesores, sin lugar a dudas, pero cada cosa a su tiempo y un tiempo para cada cosa. Y personalmente creo, que la cualidad mas importante, que debe reunir un profesor, es ser un buen docente, sin que ello signifique, que deba abandonar la investigación, pero el equilibrio debe de ser patente. Actualmente hay canales claros para medir la segunda, pero no tengo el mismo concepto sobre los criterios de evaluación acertada de la primera y su efecto sobre el curriculum... y me temo que las cosas no están por el cambio... actualmente.


Otro aniversario


Allá por el mes de Octubre, el Blog había recibido 1000 visitas. Estaba muy satisfecho, dado que nunca pensé alcanzar semejante cifra. Pues bien, hoy hemos llegado a los 2000. ¡Vaya, Vaya!.

En esta ocasión, si que tengo que agradecer a los que me habéis animado a continuar escribiendo o mas bien a reanudar, porque es evidente que durante unos días he estado "out" y en estas circunstancias, francamente me resultaba difícil mover las teclas con coherencia.

Gracias a todos, por vuestras entradas, gracias también a quienes lo enriquecéis con vuestros comentarios. volver a escribir ha representado mucho para mi, he superado una barrera y ésta me ha ayudado a atreverme con otras.

Mientras estéis ahí, aunque no os conozca, yo seguiré. Hoy siento una gran satisfacción y alegría, tal vez porque me siento acompañado y arropado y eso hoy, tiene un precio incalculable.

Un fuerte abrazo...

miércoles, 2 de julio de 2008

Disculpar



Dice Luis Rojas Marcos en su libro "Convivir": " Aunque disculpar ofensas graves no es tarea fácil, el inconveniente de no perdonar - u olvidar - las provocaciones, los rechazos o los errores cotidianos, es que a menudo nos convierte en personas ofuscadas con los pequeños agravios que inevitablemente ocurren en casi todas las relaciones. Nos transformamos en seres amargados y obsesionados con los ajustes de cuentas, lo que impide la reconciliación y la recuperación de la armonía y la paz interior".

Fácil de enunciar, de una generosidad especial, evidente contribución a la concordia, evolución hacia un mundo "cuasi perfecto"... pero aguantar, aguantar y aguantar no está al alcance nuestro o al menos mio, en todas las ocasiones. Hace falta transcurso del tiempo, reflexión profunda, disposición a contemporizar y una gran dosis de humildad... y todo eso no siempre es posible con prontitud.

Ignorar y disculpar es demostrar una grandeza de personalidad, que no está al alcance de todo el mundo. Si ignorar, va unido también a olvidar, creo que yo me debo de excluir. Tengo tendencia a disculpar, pero en ningún caso a "borrar". Lo dicho o hecho ahí está, presente con toda su carga negativa y hay una responsabilidad de quien lo ha producido, que no puede quedar en "agua de borrajas", debe de notar tarde o temprano, el alcance negativo y rechazable de su acción. De las cosas que uno hace, para bien o para mal, responde...

Tengo tendencia a la conciliación y huyo de las exclusiones, por acción u omisión; pero cuando se trata de personas, que haciendo uso de su propia libertad de acción, la utilizan para ofender, vilipendiar o despreciar, aunque sea de modo inconsciente - que no creo -no soy tan proclive a aguantar y luego contemporizar, para luego disculpar. Máxime si lo ocurrido traspasa mi ámbito y alcanza, también a las personas que quiero.

Disculpar sí, pero siempre y cuando se haya tenido la oportunidad de haber puesto los puntos sobre las "ies", mediante un intercambio de opiniones con la persona o grupo, que han propiciado esta lamentable situación. Y no me sirve como escusa, ni razones sociales, económicas o políticas, ninguna de ellas disculpa o justifica la ofensa o el insulto.

Creo en el buen "rollo", pero también creo que quienes se preocupan en no propiciarlo, noten sobre sí, el rechazo que representa la distancia y acaben viendo con claridad, que su acción es reprobable en si misma, si tienen -afortunadamente- esta capacidad autocrítica. La otra posición, de la disculpa sin mas, significa en muchas ocasiones, además, acumular tensión interna propia, que potencialmente puede hacernos daño.

No obstante, quien falta al respeto a los demás, suele ser habitualmente, un reincidente y no tiene deseos de enmienda, forma parte de su personalidad neurótica y/o despótica. Pero casi con toda seguridad acabara en una triste soledad... o con la exclusiva compañía de sus "palmeros".
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